Según una teoría, cuando dormimos el cerebro edita lo que aprendimos para que al despertar tengamos más claro el conocimiento adquirido
Comparado con el ajetreo y el bullicio de la vida de vigilia, dormir parece aburrido y soso.
A excepción de las posibilidades del sueño, un cerebro durmiente no se porta mal o puede encontrar un trabajo; no puede hacer algo de lo que podamos tomar crédito y sentirnos orgullosos.
Pero son en esas horas de quietud donde nuestras mentes están en espera, cuando nuestro cerebro hace el trabajo esencial en el origen de nuestros actos creativos.
Se edita a sí mismo para que cuando despertemos, nuestro conocimiento adquirido esté renovado para su aplicación en la vida diaria.
Lo anterior lo sostiene una nueva teoría acerca del propósito de dormir, desarrollada por el neurocientífico Giulio Tononi, de la Universidad de Wisconsin-Madison.
Según Tononi, el sueño debe desplomar el conocimiento que se aprendió previamente para cimentar lo que hemos aprendido: Conforme la mente conciente se sume en el sueño, las conexiones neuronales que crean un catálogo de lo que aprendemos deben desenredarse.
Esto se debe a que, aunque este desmantelamiento pareciera una especie de autosabotaje del cerebro, puede ser un mecanismo para mejorar la capacidad del cerebro en codificar y almacenar nueva información.
La teoría de Tononi se podría considerar lógica si se consideran las vertientes que los especialistas sostienen sobre el objetivo de dormir:
-La mayoría de los científicos acuerdan que dormir tiene beneficios significantes para el aprendizaje y la memoria.
-El conocimiento convencional sostiene que las memorias recién formadas son reproducidas cuando dormimos, proceso donde se vuelven más claras para nuestra mente.
-Nueva evidencia sugiere que dormir también sirve como un mecanismo de reinicio para aflojar las conexiones neuronales y poner al cerebro en un estado inicial para que la capacidad de aprender pueda ser viable.
El artículo de la investigación de Tonini se publicó en la última edición impresa de Scientific American.