Nuestros ancestros cazadores-recolectores tenían huesos más densos y fuertes
El desarrollo de la agricultura dio lugar a los primeros asentamientos humanos y, eventualmente, a la civilización. Sin embargo, también pudo haber provocado el debilitamiento de nuestros esqueletos, de acuerdo con nueva investigación por parte de la Universidad de Cambridge, en Reino Unido.
Un equipo de investigadores examinó diversos fémures humanos del registro arqueológico y los comparó con el de otros primates. Se estudiaron cuatro poblaciones humanas distintas, correspondientes tanto a cazadores-recolectores como a los primeros agricultores sedentarios.
Encontraron que los cazadores-recolectores que vivieron hace 7,000 años tenían huesos significativamente más pesados y duraderos, con una masa ósea 20% mayor que la de los primeros agricultores que habitaron esa misma área (actualmente Illinois, Estados Unidos) mil años después.
Los científicos explican que el continuo esfuerzo que ejercía el sistema ósea de los antiguos cazadores-recolectores causaba daños menores en los huesos, lo que provocaba que crecieran más gruesos y fuertes. Esto, a su vez, ayudó a protegerlos contra el deterioro relacionado con la edad.
Los resultados del estudio, publicado en Proceedings of the National Academy of Sciences, apoyan la teoría de que el ejercicio es más importante que la dieta en la prevención de fracturas y condiciones como la osteoporosis.
Conoce más acerca de la investigación en el siguiente video:

