Dreamliner 787, la supernave de Boeing, incorpora nuevos materiales más eficientes y verdes
Construido a partir de materiales compuestos (a base de fibra de carbono), el ligero Dreamliner 787 es la primera nave comercial de largas distancias (tiene un alcance de 14,200-15,200 kilómetros) con cabina de pasajeros diseñada para suavizar los efectos del jet lag, o descompensación del organismo por las diferencias horarias; sus sistemas de purificación de aire son de alta tecnología y las ventanillas se escurecen electrónicamente para mitigar la luz exterior.
Lo desarrolló la empresa Boeing y, a diferencia de los aparatos previos construidos en su mayoría de metal, la estructura del 787 (incluyendo fuselaje y alas) está hecha en 50% de materiales compuestos, 20% aluminio, 15% titanio y 10% acero, lo cual disminuye en 20% el consumo de combustible (por ende, de emisiones contaminantes), además de su peso (en su proceso de fabricación también se han eliminado planchas de aluminio y abrazaderas, al ser la sección de fuselaje una sola pieza). El interior tiene un ambiente de humedad más alto que ofrece mayor relajación.
El primer aparato volará de Seattle, Estados Unidos, hacia Japón, para incorporarse a la flotilla de All Nipon Airways (ANA), donde comenzará a dar servicio a finales de octubre. La entrega de la compañía estadounidense a su primer cliente ha tenido tres años de retraso debido a una accidentada producción, sin embargo la apuesta por los plásticos más eficientes y ‘verdes’ ha sido bien recibida por la industria aeronáutica.