La decodificación del ADN podría preveer las enfermedades futuras de los recién nacidos. ¿Estamos listos para esta responsabilidad?
Imagina que acabas de recibir a tu bebé recién nacido en los brazos. ¿Quisieras saber el destino de la salud que le espera? ¿Podrías enfrentar el hecho de que probablemente morirá de cáncer de mama? Éstas, son algunas de las preguntas que los nuevos padres, y la comunidad científica, se deben hacer. Conforme avanza la tecnología de decodificación genética, se adentra en un campo desconocido en donde el progreso y la ética no están definidos.
Actualmente, a los casi 4 millones de bebés que nacen anualmente en Estados Unidos se les hace una pequeña picadura en el tobillo para extraer una gota de sangre. A partir de la muestra, se pueden detectar casi 30 enfermedades. El chequeo prematuro evita la muerte de cientos de infantes y el desarrollo de ciertas enfermedades. Se le considera una de los programas de salud pública más exitosos del país.
En septiembre, el NIF (National Institute of Health) anunció un proyecto piloto de 5 años y 25 millones de dólares que se llevará a cabo en las ciudades de Boston, San Francisco, Chapel Hill, y Kansas City. Pretende estudiar las complicaciones que se podrían presentar con la secuenciación del genoma, es decir, el mapeo completo de la herencia genética de los recién nacidos, antes de que la tecnología se ofrezca a todo el público.
Hasta ahora, los desafíos han sido sobre todo éticos. ¿Los padres deberían saber únicamente de las amenazas a la salud de sus hijos durante la infancia, o de trastornos que los podrían afectar de adultos? ¿El conocimiento de enfermedades futuras podría afectar el trato de una familia hacia niños por lo demás sanos? ¿Qué tan atinada es esta tecnología, podría plantear demasiadas falsas alarmas?
En la actualidad, la secuenciación del ADN se ha utilizado principalmente en investigación, ensayos clínicos y como herramienta para diagnosticar enfermedades raras. Sin embargo, su efectividad pronto podría hacer de esta tecnología una cotidianidad. Se espera que el precio de chequeo baje hasta los mil dólares.