Expertos en biomecánica del canto y paleontólogos reviven el sonido que habría emitido grillo prehistórico
Hace 165 millones de años… Los dinosaurios se desplazan por la Tierra… El insecto del Jurásico ya está extinguido… Pero los científicos han revivido su canto, que se difuminaba en un entorno de vegetación densa y desordenada como el de los bosques prehistóricos.
El ambiente acústico ya estaba muy ocupado, con muchos animales (como los anfibios y otros artrópodos) cantando al mismo tiempo.
Los grillos y los saltamontes primitivos ya frotaban unas partes de su cuerpo contra otras para emitir ruidos. Estridular, es lo que hacen los grillos modernos, que ‘cantan’ no usando la voz, sino frotando las alas entre sí. En la fase de apareamiento, por medio de sus estridulaciones dan a conocer su posición y capacidad física a las hembras, y éstas pueden atender o no a la llamada, aunque ello también implica peligro porque el sonido pone en alerta a los depredadores.
¿Cómo pueden los científicos reproducir un sonido extinto hace tanto tiempo? A partir, por supuesto, de un fósil. Los investigadores de la Universidad de Beijing Jun-Jie Gu y el profesor Dong Ren habían descubierto varios fósiles de insectos, entre ellos uno muy detallado de un tipo de grillo del Jurásico medio. La muestra tenía unas alas tan bien conservadas que los detalles de las partes con las que emitía el sonido eran visibles con un microscopio óptico.
Los paleontólogos chinos entonces contactaron con los expertos en biomecánica del canto y la audición en insectos, Fernando Montealegre-Zapata y Daniel Robert, de la Escuela de Bristol de Ciencias Biológicas, a quienes se unió Michael Engel, de la Universidad de Kansas, E.U., experto en evolución de los insectos.
El ejemplar fue identificado como una nueva especie fósil y el equipo lo nombró Archaboilus musicus.
El doctor Montealegre y el profesor Robert examinaron la estructura anatómica del aparato de canto del fósil y lo compararon con 59 especies actuales. Concluyeron que el primitivo ejemplar tuvo que haber producido canciones musicales emitiendo frecuencias simples y puras.
En específico, ese grillo del Jurásico tenía un tono agudo con una frecuencia de 6.4kHz, y cada episodio de canto duraba 16 milésimas de segundo. Con esta información los expertos pudieron reconstruir la canción, quizá el sonido animal más antiguo conocido.

