Cuando engulle a sus presas aumenta el tamaño de su corazón y lo normaliza sin sufrir daños; ácidos grasos están involucrados
Cuando la serpiente pitón, la más grande del mundo (alcanza los nueve metros) digiere a una de sus presas, el corazón y otros órganos aumentan su tamaño hasta 40%, también su ritmo metabólico y producción de insulina y otros compuestos se disparan hasta 40 veces. Después, a los pocos días del banquete, los órganos regresan a su tamaño. Además, ha desarrollado la capacidad de ayunar hasta un año sin sufrir lesiones.
Pero, ¿cómo funciona todo este extraordinario mecanismo? En un estudio que publica Science, investigadores de las universidades de Colorado, en Boulder, y de Alabama, en Tuscaloosa, Estados Unidos, descubrieron que tres ácidos grasos están involucrados en el crecimiento extremo del corazón de la pitón. La expansión se produce por el aumento en el tamaño de las células ya existentes.
Cuando la serpiente lleva a cabo la constricción de su víctima, circulan en su corriente sanguínea enormes cantidades de estos ácidos grasos que promueven un crecimiento sano de su corazón. Y a pesar de que los niveles son hasta 50 veces más elevados, los científicos no encontraron en sus estudios acumulación de depósitos grasos.
Para confirmar los resultados los científicos inyectaron a ratones sangre de pitón que contenía la combinación de compuestos grasos, y los roedores también lograron un crecimiento similar del corazón; es decir, esta combinación de ácidos grasos puede inducir un crecimiento beneficioso del corazón en organismos vivos, señala la doctora Cecilia Riquelme, principal autora del estudio.
Entender cuáles son los mecanismos moleculares detrás de este proceso, y cómo ocurren las señales que ordenan a cada una de las células del corazón a que crezcan de forma sana y beneficiosa, como sucede en los atletas, o en forma perjudicial, como en el caso de ciertas cardiopatías, tendrá implicaciones importantes en el tratamiento de enfermedades del corazón humano.