Un cerebro que realiza alguna actividad mientras se experimenta dolor es menos susceptible a la agonía
Los psicólogos han demostrado repetidamente que lo que se piensa es una manera de modular el dolor de las experiencias. Pero lo que no está claro es cómo este efecto juega en las funciones de nuestro cuerpo.
En un estudio publicado el 18 de mayo en el diario Current Biology, neurocientíficos han encontrado que la distracción hace más que dispersar tu mente. De hecho, este estado mental envía señales para que la barra de dolor no llegue al sistema nervioso.
“Este estudio conecta dos campos importantes sobre investigación del dolor” dijo el líder del estudio en el reporte, Christian Sprenger, físico y neurocientífico del Centro Médico de la Universidad de Hamburgo-Eppendorf, en Alemania.
“Existen muchos estudios que describen el proceso de sensibilidad de la médula espinal. Por el otro lado, es bien sabido que ciertos factores psicológicos predicen el desarrollo del dolor” apuntó Sprenger.
Sprenger y sus colegas le dijeron a 20 voluntarios que participarían en un experimento que estudiaría la concentración y memoria.
Cada sujeto, conectado a una resonancia magnética (MRI, por sus siglas en inglés) para monitorear su actividad neuronal, usó un monitor de computadora para realizar una prueba de memoria llamada n-back test.
En tal prueba, los sujetos recuerdan una o dos cartas específicas hacia atrás de una serie de cartas mostradas (recordando la penúltima o antepenúltima carta que se leyó).
Como se observó en las primeras sesiones, recordar una carta dos lugares atrás es más difícil que recordar la penúltima carta que se leyó.
Los investigadores aplicaron la prueba de las dos formas (preguntando por la penúltima y antepenúltima), para poder estudiar el sistema nervioso bajo dos niveles de proceso cognitivo.
Mientras realizaban la tarea, cada participante recibía una sensación de calor en el antebrazo, mediante un aparato que puede elevar la temperatura poco arriba de 47 grados Celsius, lo suficiente para sentir dolor pero no como para dañar la epidermis.
Después de completar la tarea y la estimulación calorífica, cada hombre calificó la sensación de dolor en una escala de 0 a 100, siendo 0 donde no hay dolor y 100 como inaguantable.
En promedio, la cantidad de calor debía de producir un nivel de dolor cerca de 60. Los individuos que tomaron la prueba de dos cartas atrás describieron menos dolor que aquellos que tomaron la prueba de una carta atrás.
Pero el efecto no sólo se manifestó en sus cerebros. La MRI reveló diferencias en la medula espinal de cada grupo:
Para aquellos que tomaron la prueba de un nivel de memoria, las señales de dolor alcanzaron exitosamente a las fibras nerviosas del sistema nervioso central, creando la experiencia de dolor.
Como se especuló, en los pacientes de la prueba de dos niveles, la más difícil, los receptores de dolor fueron bloqueados.
Los investigadores concluyeron que el cerebro manda alguna forma de señal al resto del cuerpo que permite al sistema nervioso ignorar la mayor parte del dolor, concentrándose en la actividad que se desempeña en tiempo real.
El hallazgo sugiere que el cerebro concentrado no sólo distrae la atención a la agonía, también libera compuestos a base de opioides, compuesto psicoactivo que funciona como analgésico natural del sistema nervioso central.
Según Sprenger, la distracción es sólo uno de los muchos casos cognitivos en los que el cerebro modula el dolor.
El estudio podría proveer un mecanismo posible para inhibir al cerebro de la respuesta de dolor, y así desarrollar aplicaciones clínicas, como una terapia.

