Las personas de la tercera edad pueden igualar la velocidad de toma de decisión de los jóvenes, con la misma precisión y eficacia en resultado
Según un estudio de la Universidad Estatal de Ohio, la respuesta lenta para tomar decisiones en las personas de la tercera edad se debe más a un énfasis en la precisión que en la velocidad efectiva del trabajo.
En el estudio, publicado recientemente en el Journal of Experimental Psychology: General, estudiantes universitarios y adultos de entre 60 y 90 años realizaron pruebas de tiempo sobre reconocimiento verbal y la memoria.
Todos los participantes fueron igualmente precisos, pero se registró que las personas ancianas respondieron más lentamente.
Cuando los investigadores instaron a los adultos mayores a trabajar más rápido, fueron capaces de igualar las velocidad de los jóvenes con un diferencia mínima en la precisión.
“En muchas tareas simples, las personas de la tercera edad se toman más tiempo debido a que deciden requerir más evidencia para su toma de decisión”, dijo el coautor del estudio, Roger Ratcliff.
Según Ratcliff, cuando las personas mayores enfrentan una tarea que necesita hacerse con rapidez, optan por un trabajo más veloz pero sin dejar de lado su tendencia por hacerlo más minuciosamente, lo que produce resultados más tangibles y completos.
La memoria es la inteligencia
En la medida en que envejecemos, hay un declive en el funcionamiento cognitivo.
Según un artículo publicado en 2010 en el portal de Contribuciones a la Ciencias Sociales, a medida que envejecemos, la inteligencia cristalizada, aquella que está ligada a la acumulación de experiencias, puede permanecer intacta o incrementar conforme se avanza en edad.
Pero es la inteligencia fluida la que declina con el paso de los años, asociada a la capacidad de adaptación y evolución frente a las situaciones nuevas.
Por eso, cuando nos volvemos ancianos, dependemos mucho de la memoria a largo plazo y el conocimiento experimental para tener recursos cognitivos que puedan ayudarnos a la toma de decisiones.