Una mujer con leucemia se convierte en la tercer paciente seropositiva en recibir un tratamiento que cura el VIH por completo.
La primera semana de febrero, la noticia devastó a la comunidad seropositiva. Una variante más virulenta y peligrosa del virus de inmunodeficiencia humana afloró en los Países Bajos, atacando a más de un centenar de pacientes en Europa. A pocas semanas de que se reconoció esta nueva mutación del virus, una mujer en Estados Unidos se curó completamente de la enfermedad con un tratamiento alternativo. Parece ser que, después de décadas de intentos, se encontró la cura para el VIH. Esto es lo que sabemos.
¿La luz al final del túnel?
Por décadas, se asumió erróneamente que el VIH era una enfermedad de hombres homosexuales, prostitutas y mujeres trans. El sesgo generacional, los prejuicios y la franca falta de información llevó a las personas a no protegerse durante años. Esto ocasionó, como en efecto dominó, que una epidemia de escala internacional se desatara en la década de los 80.
Diez años más tarde, el VIH había tomado la vida de millones de personas. Paralelamente, se desarrollaron tratamientos retrovirales, de manera que las personas pudieran vivir con la enfermedad con la mejor calidad de vida posible. Sin embargo, encontrar una cura para el VIH no estaba en el horizonte de posibilidades. Hasta ahora.
“Una mujer de raza mixta parece ser la tercera persona en curarse del VIH, utilizando un nuevo método de trasplante que involucra la sangre del cordón umbilical que abre la posibilidad de curar a más personas de diversos orígenes raciales que antes”, reporta The New York Times.
Además de ser una paciente seropositiva, la mujer padece de leucemia. Según el Dr. Steven Deeks, experto en sida de la Universidad de California en San Francisco, el “hecho de que sea mestiza y que sea mujer es muy importante desde el punto de vista científico”. Sin embargo, a nivel social, representa un cambio de paradigma para la comunidad que vive con el virus.
No sólo desestigmatiza el hecho de que el VIH es transmisible más allá del sexo o el género, sino que es curable independientemente del origen étnico de las personas. Más allá de eso, la enfermedad progresa diferente en las mujeres que en los hombres. Además, la población femenina cisgénero representa el 11 % de las personas infectadas en las que se prueban estos fármacos.
En este caso, el tratamiento se basó en un transplante de células madre, provenientes de un cordón umbilical. A pesar de que el tratamiento es experimental, y todavía no se comercializará en algunos años, la respuesta inmune de esta paciente podría verse como una luz al final del túnel.
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La epidemia no terminó en los 90

La atención a la salud pública, desde 2020, se ha volcado casi absolutamente a resolver la crisis sanitaria por COVID-19. Esto no quiere decir, sin embargo, que otros asuntos de amplia envergadura aquejen al sector salud. El VIH —y encontrar una cura— es uno de ellos, que se vio frenado por completo a causa de la pandemia por coronavirus.
Aunque el asunto se ha acallado, la epidemia no terminó en los 90. Por el contrario, según la Organización Mundial de la Salud (OMS), para finales de 2020, cerca de 80 millones de personas son seropositivas en todo el mundo. Por ello, según el Dr. Deeks, “Estas son historias que brindan inspiración al campo y quizás la pauta de ruta”, dijo.
Hasta ahora, la paciente seropositiva no ha presentado síntomas ni efectos secundarios del tratamiento. A diferencia de los otros dos pacientes que históricamente se curaron de VIH, parece ser que las alternativas basadas en células madre trazarán una nueva ruta de investigación con resultados exitosos. “Hay algo mágico […] en la sangre del cordón umbilical en general que brinda un beneficio adicional”, concluye Deeks.
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