EEUU ha invertido 18 mil millones de dólares en la creación y desarrollo de armamento con inteligencia artificial en los últimos años.
Un nuevo asunto fue el centro del Informe del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas: los robots de matanza masiva. La preocupación de la Organización de Naciones Unidas (ONU) es pertinente. Podría ser, según pronostican sus funcionarios, que la siguiente carrera armamentista se le escape de las manos a la humanidad. A partir de las armas con inteligencia artificial, podría ser que estos dispositivos autónomos tomen decisiones bélicas para las que no haya vuelta atrás.
Sin restricciones

En diciembre de 2021, la Convención de las Naciones Unidas se debatió sobre el uso —y posible prohibición— de armas autónomas en la guerra. Cada cinco años, este evento se celebra en Ginebra, Suiza, y generalmente se establecen algunos parámetros de qué se puede hacer y qué no en el campo de batalla. Especialmente para el uso de las armas más crueles y destructivas.
A pesar de la controversia ácida que las armas con inteligencia artificial han generado en todo el mundo, este año no se llegó a un consenso sobre la prohibición de este tipo de armamento militar. En otras palabras: a falta de regulación, el uso de robots de matanza masiva sigue permitido.
“Los sistemas de armas autónomos son robots con armas letales que pueden operar de forma independiente, seleccionando y atacando objetivos sin que un humano intervenga en esas decisiones”, explica el autor en su artículo para The Conversation.
A pesar de la resistencia de la ONU para que este tipo de desarrollos y proyectos de investigación continúen, Estados Unidos no es el único país que está invirtiendo millones en armas con inteligencia artificial. Sin embargo, entre 2016 y 2020, el país destinó 18 mil millones de dólares con estos fines —incluso durante la etapa más cruda de la pandemia por COVID-19.
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La discusión sobre los robots de matanza masiva no es nueva. Por el contrario, durante el siglo XX, este tema ocupó gran parte de la producción literaria de ciencia ficción. En la actualidad, considerando que Estados Unidos está invirtiendo 18 mil millones de dólares en armas con inteligencia artificial, el asunto ya no puede relegarse sólo al terreno de la especulación.
A raíz de los escándalos que se generaron en torno a las armas con inteligencia artificial, organizaciones de la sociedad civil se han instituido en contra de este desarrollo. La más significativa de ellas es Stop Killer Robots, que persigue la premisa de que “La tecnología debe usarse para empoderar a todas las personas“, según su portal oficial. Y lo que es más, busca “garantizar el control humano en el uso de la fuerza“.
Aún así, la carrera armamentista que usa la inteligencia artificial como base sigue su curso. Sin prohibiciones ni regulaciones específicas, y una resistencia particular de la ONU por imponerlas, los estados más fuertes del mundo podrán continuar esta línea de investigación para la matanza masiva —cada vez más autónoma, cada vez más fuera del control de los seres humanos.
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