Se deben a intentos del cerebro por entender sensaciones y percepciones inusuales en un evento traumático
Quienes han tenido una experiencia cercana a la muerte (estado a punto de morir o declaradas con muerte clínica pero logran sobrevivir) dicen haber sentido cuando el alma abandona al cuerpo, levitar sobre sí mismos, encontrarse con parientes muertos, una gran serenidad, o que a través de un túnel se acercan a una luz brillante, y que incluso ésta conecta con otra realidad, donde el amor y la felicidad lo son todo.
Pero contrario a la creencia popular, los neurocientíficos afirman que no hay nada paranormal en estas experiencias. “Todas son manifestaciones de funciones cerebrales normales que se han salido de control”, señalan en un estudio investigadores de la Universidad de Edimburgo, Escocia, y del Consejo de Investigación Médica en Cambridge, Inglaterra.
Los científicos revisaron estudios de años recientes acerca de estas experiencias y encontraron que estos fenómenos son sólo trucos de la mente y no un vistazo a la vida en el más allá o eventos paranormales, como se piensa. “Nuestros cerebros son muy buenos para engañarnos“, afirma la doctora Caroline Watt, una de las investigadoras.
La mayoría de estas experiencias son una reacción del cerebro provocada por un evento traumático y en ocasiones inofensivo. Pueden ser causadas por los intentos del cerebro para tratar de entender sensaciones y percepciones inusuales que ocurren durante un evento traumático. “Algunos de los estudios que analizamos muestran que muchas personas que tienen experiencias cercanas a la muerte no estaban en realidad en peligro de morir, aunque muchas pensaron que sí lo estaban”, comenta la investigadora.
El estudio, publicado en Trends in Cognitive Sciences, menciona que una de las situaciones que con más frecuencia se informan es tener conciencia de que se está muerto, pero los investigadores dicen que esta sensación no ocurre sólo durante la experiencia cercana a la muerte. Existe un trastorno, llamado síndrome de Cotard, o ‘delirio de negación’, en el que la persona cree estar muerta o que no existe. Ha sido detectado en quienes sufren una lesión cerebral o enfermedades como esquizofrenia y trastorno bipolar.
Otra experiencia es la sensación de ‘levitar’ sobre el propio cuerpo, la cual también puede ser artificialmente inducida al estimular el lóbulo parietal temporal del cerebro, región conectada con la percepción y conciencia, al igual que ‘la luz al final del túnel’. Algunos pilotos expuestos a altas fuerzas de gravedad experimentan ‘síncope de hipertensión’ cuando el cerebro se queda sin oxígeno y ello provoca pérdida de visión periférica o central hasta por ocho segundos. Los sentimientos de euforia y serenidad pueden ser recreados con sustancias como la quetamina o la anfetamina. La acción de la noradrenalina, una hormona liberada por el cerebro medio, puede evocar emociones positivas, alucinaciones y otras sensaciones que se han visto en experiencias cercanas a la muerte, agregan los científicos.
“Consideradas juntas, las experiencias científicas sugieren que todos los aspectos de experiencias cercanas a la muerte tienen una base neurofisiológica o psicológica”, puntualizan los autores.

