Un virus respiratorio emerge en China, franquea las fronteras, se convierte en pandemia. ¿El COVID-19? No, la gripe del 68 que se propagó a partir de julio del mismo año Hong Kong.
AFP-París | La gripe del 68 fue una pandemia de gripe A (H3N2) cuyo brote en Hong Kong durante los años 1968 y 1969 mató a un millón de personas en todo el mundo. Es una de las pandemias de gripe más famosas en la historia. Texto Olivier Thibault
“La gente llegaba en camilla, en un estado catastrófico. Se morían de hemorragia pulmonar, con cianosis en los labios, completamente grises. Había de todas las edades, 20, 30, 40 años y más”, recordaba el infectólogo Pierre Dellamonica en 2005 en el diario galo Libération.
Los cadáveres se amontonaban en “hospitales y morgues” durante el pico de la epidemia en Francia en diciembre de 1969, explicó a la AFP el historiador especialista en cuestiones sanitarias Patrice Bourdelais.
Pero entonces, el gobierno no tomó ninguna medida y no hubo siquiera una alerta sanitaria.
“La calma” se impuso “a una posible movilización”, afirmó Bourdelais.

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¿Cómo explicar semejante placidez?
En esa época, el entorno médico, los dirigentes, los medios y la población en general tenían una fe casi ciega en el progreso y sus nuevas armas, como las vacunas y los antibióticos milagrosos, que habían funcionado por ejemplo con la tuberculosis, según este experto.
Además, la sensibilidad a la muerte no era la misma que hoy en día:
“Las 31 mil víctimas de la gripe del 68 de Hong Kong (en Francia) no crearon ningún escándalo, incluso pasaron varias décadas desapercibidas”, comentó el historiador.
Hubo que esperar a 2003 y los trabajos del epidemiólogo Antoine Flahault para conocer esa cifra.

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“Enfermedades del Antropoceno”
Era además la época de los “30 gloriosos”, del ‘boom’ económico posterior a la Segunda Guerra Mundial. “En esta curva de progreso multidimensional” un accidente como una gripe mortal no era tan intolerable como hoy.
Las tensiones internacionales con guerras en curso como la de Vietnam y la crisis humanitaria derivada del conflicto de Biafra en África permitieron relativizar la desdicha causada por una epidemia más mortal que las otras.
Todo lo contrario que en la actualidad: la pandemia del COVID-19 aniquiló de la esfera pública cualquier otro asunto y condujo a una parálisis gigantesca.
Quizá porque la salud se convirtió en la preocupación individual primordial y que la sociedad estaba convencida de forma inconsciente de que disponía de todas las armas para combatir las epidemias, según Bourdelais.
Para el geógrafo Michel Lussault, la aplastante importancia que cobró la pandemia de la COVIOD-19 refleja simplemente “la envergadura de los grandes cambios de la globalización”, con una movilidad internacional extrema para las mercancías, las personas y la información.
De iguale manera, el infectólogo Philippe Sansonetti opina lo siguiente:
“Estas enfermedades emergentes infecciosas son enfermedades del Antropoceno”, la época en que la incidencia de la actividad humana en la Tierra se vuelve preponderante, y están “relacionadas en exclusiva con la apropiación del planeta por parte del hombre”, explicó en el Colegio de Francia.
La pandemia de la COVID-19 cuenta una historia en tres episodios, indicó:
- “Salto de especie” con el paso del coronavirus del murciélago al hombre.
- “Desbordamiento” con el contagio de un hombre a otros.
- “Tercera etapa que tiene que ver con la explosión del virus debido a la acción del hombre en el planeta, mediante los transportes intercontinentales”.
Finalmente, en 1968 y 1969, el virus de la gripe A (H3N2) tardó varios meses en pasar de Asia a Estados Unidos y Europa. Esta vez, bastaron unas cuantas semanas.