Crean impresora cuya resina se activa con el láser para mayor velocidad y precisión
La Universidad Tecnológica de Viena inventó una impresora con nanoprecisión que puede imprimir en tercera dimensión, sumándose a la ola de tendencia por las impresiones 3D.
La resolución de la impresora rompió récord de velocidad, y la impresión de objetos tridimensionales con detalles muy finos se ha vuelto una realidad. Esta impresión consiste en una cabecilla que va inyectando capas de polímetro para formar un objeto en 3D.
En el caso de la nanoprecisión, al momento de imprimir, la máquina utiliza un tipo de resina líquida que es endurecida por un láser enfocado. El punto focal del láser se guía a través de la resina por medio de espejos móviles y hojas que se encuentran tras una línea de polímero sólido.
Esta alta resolución permite la creación de esculturas estructuradas que son tan pequeñas como un grano de arena.
Esta técnica solía ser muy lenta pero hoy en día la velocidad de la impresión es mucho más rápida. La impresora ya tiene la capacidad de imprimir cinco metros en un segundo.
Este proceso fue posible gracias a que se combinaron varias ideas: los espejos están en movimiento continuo durante el proceso de la impresión, mientras que los periodos aceleración y deceleración están sintonizados con mucha precisión.
Esto permite que se obtengan resultados de alta resolución a una velocidad impactante.
La impresión en tercera dimensión se da gracias a los químicos que se usan en el proceso: la resina tiene moléculas que se activan por medio de la luz láser. Estas moléculas, conocidas como monómeros, crean una reacción en cadena con los otros componentes de la resina y los convierten en un material sólido. Los monómeros se activan únicamente si absorben dos fotones del láser al mismo tiempo.
Con la resina líquida se puede crear material sólido en cualquier lugar. A diferencia de las otras formas de impresión en tercera dimensión, la superficie de trabajo no tiene que ser preparada especialmente antes de que la siguiente capa pueda ser producida.
Esto ahorra mucho tiempo.
El profesor Robert Liska, de la Universidad Tecnológica de Viena, y su equipo fueron los encargados de desarrollar los indicadores para la resina.
Hoy en día muchos investigadores en todo el mundo están trabajando en las impresoras 3D, pero la ventaja que tuvo la Universidad Tecnológica de Viena fueron los expertos de distintos campos que estuvieron envueltos, lo que permitió que el enfoque y la solución al problema fuesen más completos.
Ahora, se pueden crear objetos mucho más grandes en un período de tiempo específico debido al aumento de la velocidad. En Viena, los científicos ya están desarrollando resinas biocompatibles.
Este descubrimiento podría abrir nuevas áreas de aplicación, como la medicina.
La impresora 3D también podría ser utilizada para crear piezas de construcción hechas a la medida que se usen en la tecnología biomédica o en la nanotecnología.

