Científicos, además de admirar su belleza, leen en sus impurezas el pasado geológico del planeta
Los cratones son las formaciones más antiguas de las zonas continentales; se extienden hacia el manto a más de 200 kilómetros, donde las presiones son muy altas y las temperaturas bastante bajas para formar y almacenar diamantes durante miles de millones de años.
Ahí se encuentran los diamantes más grandes, y han llegado a la superficie con las erupciones volcánicas de magma desde las profundidades.
En el interior de los duros diamantes se encuentran albergadas impurezas, es decir partículas minerales inalteradas. Son las que los científicos estudian porque ofrecen información acerca de la evolución de la atmósfera, el crecimiento de la corteza continental y el inicio de la tectónica de placas.
Al analizar los datos de más de 4,000 de ellas han encontrado que los continentes iniciaron su ciclo de separación y choque (ciclo de Wilson) hace unos 3,000 millones de años. Éste es el responsable de las estructuras continentales que hoy vemos, la apertura y cierre de las cuencas oceánicas, la formación de montañas y la distribución de los minerales y otros materiales de la corteza de la Tierra.
Esto es explicado en una investigación que publica la revista Science que dirigió Steven Shirey, del Departamento de Magnetismo Terrestre de la Carnegie Institution.
Las impurezas de los diamantes son cápsulas del tiempo al ofrecer información de hace más de 3,500 millones de años sobre algunas de las principales características geológicas de la Tierra.