Del mismo modo que las criaturas abisales se iluminan en las profundidades del mar, el sistema genera luz sin electricidad
En las profundidades del mar, donde las condiciones son tan extremas y la oscuridad es total, las criaturas abisales (crustáceos, cefalópodos, peces) se iluminan generando su propia luz, ya sea a través de la bioluminiscencia intrínseca, es decir la que produce el mismo organismo vivo, o mediante bacterias luminiscentes como photobacterium, vibrio o las alteromonas, que habitualmente generan una luz azul verdoso.
Es una respuesta de la biología para generar luz, sin necesidad de energía eléctrica. Una empresa de electrodomésticos desarrolló un concepto de bioluz basado en bacterias alimentadas con metano. Sus aplicaciones podrían estar en muchos entornos de baja luz, desde cines y discotecas hasta sistemas de señalización y salidas de emergencia; por lo pronto lo ha considerado para sus cocinas, pensando en casas que funcionen como ‘máquinas biológicas’ alimentadas con los residuos domésticos.
Su propuesta tiene la apariencia de células montadas en la pared (un líquido de aspecto lechoso en ellas se convierte en su fuente de luz) en un marco de acero, interconectadas entre sí por tubos de silicio que proveen el metano a las bacterias. El resultado es la emisión de una luz verde, pero puede ser alterado con la introducción de proteínas fluorescentes. El metano es obtenido de un digestor que, aprovechando los desechos biológicos como basura y aguas residuales, los filtra, procesa y recicla, como parte de un sistema denominado Microbial Home.
Éste incluye una isla bio-digestora, creada a partir de un contenedor hermético e impermeable donde se deposita el material orgánico para su fermentación, como base para producir metano o fertilizantes; una despensa, una colmena urbana que proporciona miel, el sistema de bio-luz, filtración de aguas residuales, y hasta un paternoster, que lleva más allá el proceso de trituración de residuos plásticos.
La señalización en caminos, luces de emergencia, salidas para cines, luz ambiental y hasta indicadores para sistemas de diagnóstico (como monitores de diabetes) podrían ser algunas de las aplicaciones teóricas de la bioluminiscencia. Una bioluz no sería adecuada para iluminar un hogar entero, pero si la generación de metano a partir de material de desperdicio se convierte en una opción para los hogares del futuro, resulta interesante imaginar todas sus posibilidades. ¿Tú qué opinas?