Sus datos servirán para entender mejor cómo el cambio climático afecta a las ragiones polares
El satélite Cryosat-2, de la Agencia Espacial Europea (ESA), desde una órbita a 700 kilómetros de altitud, y diseñado para medir la densidad de las placas de hielo por debajo de la línea de flotación, permitió hacer un primer mapa de la densidad del hielo del océano Ártico.
Durante enero y febrero pasados el aparato tomó datos que servirán en el propósito de comprender mejor cómo el cambio climático afecta a las regiones polares. Está diseñado para medir el grosor y superficie de la capa de hielo en la Antártida, Groenlandia, Islandia y las zonas oceánicas a altas latitudes, así como para observar glaciares en altamar y en tierra.
El satélite funcionará durante tres años, prolongable por otros dos, en una órbita polar a 717 kilómetros de altura, con 92 grados de inclinación respecto al ecuador.