Mario Molina, ingeniero químico mexicano y pionero en el estudio de la química atmosférica, falleció esta tarde a los 77 años.
La tarde del 7 de octubre, la Universidad Nacional Autónoma de México dio a conocer el deceso de Mario Molina, el científico mexicano más prominente de la segunda mitad del siglo XX.
La Universidad Nacional Autónoma de México informa del lamentable fallecimiento del doctor Mario Molina, distinguido universitario, Premio Nobel de Química 1995.
— UNAM (@UNAM_MX) October 7, 2020
Mario Molina nació en 1943 y se tituló como Ingeniero Químico por la UNAM en 1965.
Con una inquietud característica y una producción científica comprometida con las causas ambientales, Molina fue pionero en química atmosférica, una disciplina poco estudiada a mediados del siglo XX, pero vital para comprender más de la capa que protege a la Tierra de la radiación cósmica y su comportamiento a partir de la era industrial.
El peligro de los clorofluorocarbonos en la atmósfera y el Nobel de Química
En 1973, Molina se unió al equipo de Sherry Rowland en la Universidad de Berkeley, California, para continuar sus estudios de posdoctorado. Fue ahí donde desarrolló la investigación que lo catapultó a la fama:
A partir del estudio de los clorofluorocarbonos (CFC) utilizados por distintas industrias y su acumulación en la atmósfera, Mario Molina y Rowland descubrieron el daño que causan a la capa de ozono, así como el agujero que crecía en ella:
“Advertimos que los átomos de cloro producidos por la descomposición de los CFCs destruyen por catálisis al ozono. Nos hicimos realmente conscientes de la seriedad del problema cuando comparamos las cantidades industriales de CFCs con las de óxidos de nitrógeno que controlan los niveles de ozono (…) nos alarmaba la posibilidad de que la liberación continua de CFCs en la atmósfera pudiera causar una degradación significativa de la capa de ozono estratosférica de la Tierra”.

Sus hipótesis dieron forma a la “Teoría del agotamiento del ozono por los CFC’s”, misma que presentaron en el estudio Stratospheric sink for chlorofluoromethanes: chlorine atom-catalysed destruction of ozone publicado en Nature en 1974.
Mario Molina fue un científico comprometido cuya actividad no se limitó a los laboratorios, congresos y aulas.
La investigación y la difusión del peligro para la capa de ozono de continuar utilizando CFC’s le valió junto con Rowland y Paul Crutzen el Premio Nobel de Química en 1995.
“Los años siguientes a la publicación de nuestro artículo fueron agitados, dado que habíamos decidido difundir el asunto no sólo a otros científicos, sino también a autoridades públicas y a los medios de comunicación: sabíamos que ésta era la única forma de asegurar que la sociedad tomara algunas medidas a fin de reducir el problema”, explica en una semblanza autobiográfica.
Su labor científica, divulgativa y política contribuyó a la creación del Protocolo de Montreal, la primera cumbre a nivel mundial que exploraba soluciones para un problema ambiental creado por la actividad humana.
Hasta sus últimos días, Mario Molina aprovechó sus comparecencias públicas para hacer eco sobre problemas ambientales, entre ellos la urgencia del gobierno actual de los Estados Unidos a reconocer el grave peligro que entraña el cambio climático por orígenes antropocéntricos, al que llamó “una barbaridad, una ignorancia extraordinaria”.
Ahora lee:
Vida, obra y aportaciones de Mario Molina a la ciencia

