Su lanzamiento está programado para 2012 y estudiará objetos ya identificados por las sondas Corot y Kepler
Un satélite del tamaño de una barra de pan tendrá una de las mayores tareas de la astronomía: buscar exoplanetas, es decir objetos cósmicos fuera de nuestro Sistema Solar que pudieran albergar algún tipo de vida.
ExoPlanetSat (mide 10 cm de alto por 10 de ancho y 30 de largo), desarrollado por Draper Laboratory y el Instituto Tecnológico de Massachussets, tiene lentes ópticos de gran alcance, alto rendimiento y tecnología de estabilización. Detectará planetas midiendo la atenuación en el brillo de una estrella cuando un planeta en órbita pase delante de ella, técnica llamada ‘observación de tránsito’, la cual también permite calcular su tamaño y, midiendo el tiempo que tarda el planeta en completar su órbita, la distancia con su estrella.
Esta técnica sólo se ha utilizado en sondas más grandes, como el satélite francés Corot o el Kepler de la NASA. Su trabajo no será sustituirlos, sino complementarlos (Kepler puede observar hasta 150,000 estrellas) al centrarse en estrellas individuales que ya han sido identificadas como interesantes desde el punto de vista científico. Su vida orbital es de dos años, pero se planea lanzar toda una flota de ellos para estudiar las estrellas más brillantes y cercanas.
En noviembre pasado, otro pequeño satélite, de 5.5 kilos, fue lanzado por la NASA para llevar a cabo investigaciones astrobiológicas en la órbita terrestre baja. El ‘nanosatélite’ O / OREOS es la primera nave espacial de este tipo que realizará dos experimentos científicos de manera autónoma. Su misión es el estudio de los orígenes, evolución y distribución de la vida en el universo. Observará el crecimiento y la actividad de microorganismos en el medio espacial, que incluye la exposición a la radiación y la microgravedad. También dará seguimiento a la estabilidad y los cambios en diferentes moléculas orgánicas expuestos a esas condiciones.
Nanosatélite O /OREOS. Foto: NASA
En 2009 la agencia también lanzó PharmSat, para probar fármacos antimicóticos en órbita, y en 2006 envió GeneSat al espacio para probar cómo se comportan las bacterias E. coli en microgravedad.

