La Academia de Ciencias sueca galardonó a científicos que han revolucionado conocimientos y abierto nuevas posibilidades
Daniel Shechtman, científico israelí, obtuvo el Premio Nobel de Química 2011 que otorga la Academia de Ciencias de Suecia, por su trabajo sobre el patrón de los átomos en los cristales, el cual cambió la manera como los químicos conciben la materia sólida al probar que los patrones de los átomos no son necesariamente repetitivos.
Hasta el hallazgo de Shechtman en 1982, quien descubrió los ‘cuasicristales’, se creía que los átomos en cualquier material sólido estaban contenidos dentro de cristales en patrones simétricos que se repetían de forma periódica; el científico encontró lo que entonces se consideraba una ‘imposibilidad’, estructuras en las que los átomos están contenidos en un patrón que no se repite, “como los mosaicos árabes del palacio de la Alhambra de Granada”, destaca en su explicación del premio la Real Academia sueca.
Por su parte, los estadounidenses Saul Perlmutter, Brian P. Schmidt y Adam G. Riess fueron reconocidos con el Nobel de Física por sus investigaciones acerca de la expansión acelerada del Universo, al estudiar docenas de estrellas en explosión, conocidas como supernovas, y descubrir que el universo se expande a un ritmo acelerado.
Los tres investigadores trabajaron en equipos separados que estudiaron un tipo especial de supernova, llamada Ia, cuya luminosidad puede alcanzar la que genera una galaxia entera. Se detectaron más de 50 supernovas distantes, cuya luz era más débil que lo esperado y “esto fue una señal de que la expansión del Universo se estaba acelerando“, indicó la Real Academia Sueca de Ciencias.
En tanto, los galardones de Medicina fueron concedidos al estadounidense Bruce Beutler, el franco-luxemburgués Jules Hoffman y al canadiense Ralph Steinman, quienes han revolucionado el entendimiento sobre cómo funciona el sistema inmunitario al descubrir los principios claves de su activación y abrir nuevas posibilidades de prevención y terapia con vacunas dirigidas a las células dendríticas, para mejorar la salud de pacientes con cáncer, enfermedades inflamatorias y autoinmunes, y asma. Los dos primeros revelaron cómo se activa el sistema inmunitario en los organismos. El tercero, quien falleció este viernes de cáncer pancreático, descubrió cómo parte del sistema inmunitario se adapta para defenderse de nuevas amenazas; el papel que las células dendríticas juegan en la inmunidad adaptativa.
El sistema inmunitario se divide en dos partes: el sistema innato y el adaptativo. El primero es la respuesta inmediata del organismo, su primera línea de defensa, ante una infección. Detiene la enfermedad destruyendo a los microorganismos foráneos y provocando una inflamación.
En 1996, el profesor Hoffmann descubrió, en estudios con moscas de la fruta, que un gen, llamado Toll, era esencial para lanzar esa respuesta de defensa del sistema innato. Sin este gen las moscas eran incapaces de ‘sentir’ la infección bacteriana y combatirla. Posteriormente, en 1998, el profesor Beutler descubrió un grupo de proteínas que funcionan de forma similar, llamadas receptores tipo Toll, en estudios con ratones. Desde entonces se han descubierto más de una docena de receptores tipo Toll en humanos.
La segunda parte del sistema inmunitario, el sistema adaptativo, requiere de más tiempo para activarse pero una vez que lo hace puede despejar la infección y ofrecer una protección de largo plazo. El profesor Steinman descubrió, en 1973, la célula dendrítica, que ayuda a combatir las infecciones en el sistema adaptativo. Demostró que esta célula actúa como un puente entre los dos sistemas inmunitarios, decidiendo si debe activar el sistema adaptativo. ¿Qué te parece?