La variante Ómicron es más resistente al ambiente, por lo que perdura sobre el plástico y la piel humana. Esto es lo que sabemos.
Durante los meses más duros de la pandemia por COVID-19, la histeria por conseguir desinfectante se convirtió en una tensión común a nivel global. Cuando las personas empezaron a salir a hacer la compra, a eso de julio de 2020, una necesidad imperiosa les sobrecogía al llegar a casa: había que sanitizar todo lo que viniera de fuera.
Zapatos, comida, empaques desechables: todo era sujeto a inspección minuciosa en algunos hogares. Todo bajo el supuesto de que el virus persistía sobre las superficies, y podríamos contagiar a alguien si no se rociaba con gel antibacterial cada esquina, cada rincón y cada recoveco de los artículos que vinieran de fuera. Hoy, este furor tóxico aflora nuevamente: parece ser que Ómicron sobrevive más sobre el plástico y la piel que otras variantes. Esto es lo que sabemos.
Más estable y resistente

De acuerdo con un estudio conducido por los CDC (Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades, por sus siglas en inglés) en Estados Unidos, la posibilidad de contagiarse de COVID-19 a partir de fomites es menor de 1 entre 10,000. Esto con respecto a superficies infectadas con el virus.
El reporte se publicó en octubre de 2021. Después de meses de histeria, algunas familias relajaron estas medidas sanitarias minuciosas —también, porque el gasto en gel antibacterial puede impactar la economía familiar. Esto fue válido, además, antes de la aparición de variantes genéticas nuevas.
De acuerdo con un equipo de científicos japoneses, la variante Ómicron resiste más sobre el plástico y la piel humana. Esto es así porque cuenta con una alta “estabilidad ambiental“, dijeron en un comunicado, que permite al virus permanecer infeccioso. Gracias a esto, la variante ha protagonizado las infecciones en el mundo desde diciembre de 2021. Incluso sobre Delta, que había sido catalogada como más letal y peligrosa.
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¿Tengo que volver a sanitizar todo?

Antes que nada, hay que mantener la calma. Incluso si Ómicron no sobreviviera más tiempo en el plástico y la piel, siempre es importante lavarse con frecuencia las manos. Quienes vivimos la pandemia de una manera más consciente, de todas formas nos acostumbramos a cargar con una botellita de gel antibacterial. Más allá de la histeria, ésta es una medida sanitaria elemental, que nos protege contra infecciones potenciales.
Sin embargo, es una realidad que Ómicron perdura mucho más sobre el plástico y la piel que otras variantes. Según lo reportan los científicos para bioXriv, la variante sobrevive 193.5 horas sobre las superficies plásticas. En contraste, para “muestras de piel de cadáveres” la variante duró 21.1 horas.
Sin embargo, ni siquiera toda la cantidad de gel antibacterial puede protegernos tan efectivamente contra COVID-19 como lo hacen las vacunas. Tener un entorno 100 % libre de coronavirus es imposible, y tampoco es deseable: el organismo necesita defenderse contra el virus y otros patógenos presentes en el ambiente. Por esta razón, la decisión de sanitizar todo nuevamente es individual y respetable. Tal vez, nos dé un poco más de paz mental.
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