El comando que intervino contaba con gadgets de escaneo de iris y análisis de datos antropomórficos
El equipo de soldados de élite que acabaron con la vida del hombre más buscado de Estados Unidos, Osama Bin Laden, portaban algo más que entrenamiento militar, buena puntería y poderosos rifles de alta precisión. Para llevar a cabo el operativo de manera ‘quirúrgica’ hubo que emplear gadgets de última generación.
Una vez ubicado, era necesario confirmar la identidad del terrorista, así que los miembros del comando Seal, equipados con visores nocturnos de calor, desde el mismo lugar en que estaban parapetados, en minutos y con dispositivos móviles realizaron pruebas biométricas del jefe de Al Qaeda (tomaron huellas digitales y escanearon sus iris). Algunos datos fueron analizados ahí mismo y otros, vía inalámbrica, a miles de kilómetros de distancia, por la CIA y otros especialistas de inteligencia. Pudieron hacer pruebas de reconocimiento facial, antropométricas e incluso un estudio preliminar de ADN.
Todo, mientras el presidente de E.U., Barack Obama, y su equipo, observaban en tiempo real lo que ocurría en Pakistán (uno de los soldados transmitía desde su casco las imágenes a través de una minúscula cámara), desde la aproximación al objetivo hasta la extracción de los restos.
Pero el escenario ya estaba bien estudiado. Con apoyo de satélites, las instalaciones donde se encontraba Bin Laden fueron recreadas antes, y ahí se entrenaron varias veces los agentes especiales.
Wired, revista especializada en tecnología, señaló que posiblemente los soldados utilizaron para la identificación un Kit de Inscripción Electrónica Segura (SEEK), aparato de 1.7 kilos de peso capaz de escanear el iris del ojo, tomar huellas digitales, reconocer rasgos faciales y enviar en segundos la información a una base de datos, conectado a una red mediante USB o WiFi.

