Ajustaría el reloj biológico, elemento que podría estar en el origen de esquizofrenia, depresión, Alzheimer o bipolaridad
Científicos han encontrado una relación entre padecimientos como depresión, esquizofrenia, Alzheimer o bipolaridad y la alteración del ‘reloj biológico’. El estado de ánimo y la sensación de bienestar dependen de que este mecanismo (los ritmos circadianos) funcione de manera adecuada. Al ser de nuevo ‘puesto a la hora’, se registra una mejoría en el paciente, o ya no se observa más deterioro.
En los genes está codificada la organización en el tiempo. Todos los organismos tienen ritmos biológicos. La rotación de la Tierra y su atmósfera crean condiciones como que en el día suba la temperatura y aumente la presión atmosférica, y por la noche el clima baje. A partir de este esquema inicial se ordenaron las reacciones químicas para formar la vida, y una vez creada, hubo genes que fungieron como ‘memoria’ de esos fenómenos. Plantas y animales evolucionaron en un medio físico, pero también en uno temporal, por ejemplo los mosquitos o las cucarachas salen, y las flores emiten sus aromas, a cierta hora. Esto hace que los ritmos biológicos tengan importancia médica, biológica y ecológica, y permitan organizar las actividades de los seres vivos en función del tiempo.
Con la luz, señala Raúl Aguilar Roblero, investigador del Instituto de Fisiología Celular de la Universidad Nacional Autónoma de México, es posible ajustar este ‘reloj’ del organismo. Es un recurso para que los pacientes recuperen su ‘ritmo’. Y de esto se encarga la cronobiología, el estudio de los fenómenos biológicos que se repiten de manera precisa a lo largo del día, semana o mes. El ejemplo más conocido de estos ritmos biológicos es que despertamos y dormimos a diario, más o menos a la misma hora.
El cronobiólogo de la UNAM trabaja en desarmar el ‘reloj’ del cuerpo, ubicado en el núcleo supraquiasmático del cerebro. Quiere saber si el organismo ‘mira’ al supraquiasmático para ver la hora, o este núcleo manda una señal para decirle qué hora es. Para ello, junto con su equipo estudia las células de esa parte del cerebro, que contienen los ‘genes-reloj’ u osciladores moleculares (moléculas que se prenden y apagan de forma constante, como un péndulo), a través de ratas, ratones y hámsters en el laboratorio.
También analiza cómo en la membrana celular se generan impulsos eléctricos con los que las neuronas del núcleo supraquiasmático (el reloj del cerebro) se ‘comunican’ con otras y de ahí al resto del organismo. En los seres humanos, las ‘neuronas del reloj’ se disparan con rapidez durante el día y despacio por la noche. El investigador encontró que el retículo endoplásmico de las células sirve como depósito de calcio, y éste actúa en la excitabilidad neuronal. “En el núcleo supraquiasmático el calcio sale durante el día y se ‘oculta’ en la noche; es decir, los depósitos son regulados por el ‘reloj’?”, indica Aguilar Roblero.
Desde 1995, dice el investigador de la UNAM, se identificó a la mayoría de los ‘genes reloj’, pero hasta ahora no se ha podido modificarlos. “En esas andamos, todos tratamos de ver cómo manipulamos esos genes para curar, por ejemplo, problemas de insomnio“. Fuente: UNAM

