Así que… no hay tal cosa como la belleza universal.
Todos pensamos que la belleza está en el ojo del espectador, y el hecho de que hay un montón de gente de aspecto extraño no significa que algunas personas no los consideren bellos. Científicos han realizado la prueba más grande hasta el momento, el análisis de las preferencias de más de 35,000 personas y han demostrado que realmente todos tenemos un ‘tipo’ único.
De hecho, el estudio mostró que incluso los gemelos idénticos, que comparten casi el 100 % de su ADN, no se sienten atraídos por las mismas personas, lo que sugiere que se trata de nuestras experiencias, más que nuestros genes, lo que determina si encontramos a alguien atractivo o no.
Las preferencias estéticas de un individuo en cuanto a las caras coinciden en un 50%, explican los investigadores del proyecto, Laura Germine del Hospital General de Massachusetts y la Universidad de Harvard, y Jeremy Wilmer de Wellesley College.
Esto habla de que, por un lado, los modelos de moda pueden hacer una fortuna con su buena apariencia, mientras que por otro lado, los amigos pueden debatir interminablemente sobre quién es atractivo y quién no.
Por supuesto, hay algunas cosas que la gente parece encontrar casi universalmente agradable a la vista, y los investigadores creen que estas cosas pueden ser codificadas en nuestros genes. Por ejemplo, los estudios han demostrado que la mayoría de la gente prefiere los rostros que tienen características simétricas.
Pero después de analizar las preferencias faciales de más de 35,000 voluntarios, científicos encontraron que la gente tiene ideas muy diferentes sobre lo que hace que alguien le parezca atractivo.
Para averiguar lo que estaba impulsando esas diferencias, el equipo pidió a 547 pares de gemelos idénticos y 214 pares de gemelos no idénticos que evaluaran el atractivo de 200 caras diferentes.
Si los gemelos no idénticos tenían diferentes preferencias en comparación con los gemelos idénticos, sabrían que los genes son los que fueron dando forma a su "prototipo". Pero esto no es lo que encontraron.
En cambio, fueron las experiencias, y esas son muy específicas para cada individuo.
En otras palabras, no se trata de tu familia, ni donde naciste, o la cantidad de dinero que tus padres tenían lo que forman tu atracción, si no son cosas como las revistas que lees, las interacciones sociales que has tenido, e incluso tu primer novio o novia, las que determinan estas preferencias.
La investigación ha sido publicada en la revista Current Biology, y proporciona una nueva ventana a la evolución y la arquitectura del cerebro social.