En una décadas podría ser común que dispositivos añadan datos o imágenes a escenarios naturales
Ya no es necesario imaginar unos lentes que te den información digital acerca de los entornos reales; es decir, observar, por ejemplo, un edificio, y en los cristales frente a tus ojos aparezcan caminando quizá personajes que vivieron ahí, o información acerca de la historia del inmueble. Caminar por una ciudad y que emerjan imágenes complementarias. Esto es la ‘realidad aumentada’, la integración al mundo real de situaciones generadas por computadora, que comenzó a vislumbrarse desde 1965, hace casi medio siglo, y es común de ámbitos como el de los pilotos de guerra (en las pantallas integradas a cascos o a los cristales de la cabina), o las transmisiones de futbol cuando en la cancha surge el personaje de alguna marca comercial y luego se esfuma.
Pero en el medio cotidiano aún no ha logrado insertarse, aunque desde hace algunos años se ha desarrollado con el aumento en la capacidad de procesamiento de los dispositivos informáticos inteligentes, como los teléfonos o las tabletas, capaces de desplegar imágenes en tiempo real, muy realistas e incluso en 3D; sin embargo, parece ser que todavía son complicadas las aplicaciones, más orientadas al ocio que a necesidades específicas.
Su aplicación más popular es en estos dispositivos, a través de su cámara y GPS, para brindar información extra a los usuarios, acerca de restaurantes, cajeros automáticos, estadios de futbol, que se muestran superpuestas en la imagen de la cámara. En unos años también podría ayudar a los usuarios en situaciones específicas, como durante la descompostura de un auto.

