La combinación de lentes de video e implantes fotovoltaicos en la retina podrían hacer que la restauración de la vista sea más práctica
El investigador James Loudin, junto con colegas de la Universidad de Stanford, California, ha desarrollado una solución que supera los problemas de la estimulación electrónica para la restauración de la vista:
El uso de gafas especiales que disparan señales en infrarrojo a un ojo previamente implantado de fotodiodos de silicio podría revolucionar la industria oftalmológica.
Este sistema simplifica el proceso de restauración, transmitiendo información visual y añadiendo poder directamente a los implantes, eliminando la necesidad de una fuente de alimentación externa.
Para explicar el cómo este sistema funcionaría, Loudin usó, en el reporte, una analogía con el personaje de Star Trek, Geordi LaForge: “Como el visor (de LaForge), nuestros pacientes no pueden ver sin las gafas”.
El equipo de Loudin demostró que su sistema es plausible al usar luz infrarroja para estimular las retinas, donde están los implantes de fotodiodos.
Así, una computadora portátil procesa las imágenes capturadas por una cámara miniatura en las gafas, causando que un sistema de proyección de imágenes se transmita a los fotodiodos de los ojos, mediante pulsos de luz infrarroja encontrados en el ambiente.
De esta forma la matriz de fotodiodos estimula las neuronas internas de la retina.
El estudio fue publicado el 14 de mayo en la revista Nature Photonics.
El problema de la vista electrónica
Desde que el primer estimulador para la restauración de la vista fue desarrollado en 1968, el desarrollo de implantes de retina se ha visto afectado por problemas de peso: un conjunto de dispositivos electrónicos con cables y bobinas inductoras, aunados al sistema óptico humano, siempre fue un proceso truculento.
Y es que el procedimiento clínico para implantar una matriz de electrodos (interfaces que conectan las neuronas con un circuito electrónico), a pesar de tener resultados similares a los de las gafas infrarrojas, siempre ha sido complejo, además de tener efectos secundarios no deseados, como inflamación y pérdida neuronal, entre otros.
Por eso Loudin desarrolló un sistema que reduce estos problemas debido a que los implantes fotovoltaicos (recibe energía eléctrica a través de pulsos de luz) son más delgados, además de ser inalámbricos.

