En una cárcel surcoreana autómatas patrullarán para detectar conductas extrañas de internos
En la cárcel de la ciudad de Pohang, Corea del Sur, tres robots se unirán al cuerpo de custodios humanos para supervisar las actividades de los reclusos. Las máquinas, dotadas de ruedas, cámaras y sensores, patrullarán dentro de los muros para avisar al resto del personal en caso de peleas o intentos de suicidio.
En marzo los ‘robocops’ de 1.5 metros de alto serán puestos a prueba, durante un mes. El propósito es reducir la carga de trabajo de los guardias.
Fueron creados por Asian Forum for Corrections, un grupo de investigadores surcoreanos especializado en políticas de criminalidad y prisiones. El director del diseño, el profesor Lee Baik-Chu, de la Universidad de Kyonggi, explicó que los robots mandarán señales si detectan algún problema.
Los costos del mes de prueba, unos 857,000 dólares, serán absorbidos por el gobierno, como parte de un programa para desarrollar su industria robótica. Las empresas de ese país pretenden convertirse en las principales exportadoras de robots a nivel mundial, compitiendo con otros países como Japón.
Ya han tenido éxito con un sistema de vigilancia robótica comprado por Argelia y el robot humanoide HUBO; la compañía de defensa surcoreana DoDAAM desarrolla torres robóticas que pueden ser programadas para abrir fuego de forma automática, y en algunas escuelas se implementan robots asistentes de profesores de inglés para ayudar a los niños a practicar su pronunciación.
También, la compañía Showbo comenzó a producir un robot que ayuda a los clientes a comprar y les informa de ofertas, y otras más esperan empezar a vender robots para cuidar a ancianos.