Cada folículo de la piel actúa como un sensor especializado, y su información se organiza en la médula
El sentido del tacto del ser humano es capaz de distinguir, por ejemplo, si sobre la piel se posa un mosquito o si cae una gota de agua. Expertos de la Facultad de Medicina de la Universidad Johns Hopkins muestran por primera vez su funcionamiento y el recorrido que la información realiza desde que el vello recibe un estímulo en la epidermis hasta que llega al cerebro. La investigación se publica en la última edición de la revista Cell.
Cada folículo piloso de la piel actúa como un sensor independiente. La información que capta se une a la del resto de folículos y se organiza en la médula espinal, desde donde se envía al cerebro.
Estudiando a las neuronas en el cuero cabelludo de los ratones, los autores observaron patrones muy ordenados, lo que sugiere que cada tipo de folículo piloso funciona como un órgano sensorial distinto (incluye una combinación específica de terminaciones mecanosensoriales), ‘sintonizado’ para registrar diferentes clases de detalles.
Según el trabajo, cada folículo está conectado al sistema sensorial por un ‘cable’ y a través de él emite información que se une a la del resto de folículos en la médula espinal. Desde allí, lo que han recogido los sensores se puede integrar en los impulsos con destino al cerebro.
“Ahora podemos ver con detalle cómo los folículos pilosos y las neuronas asociadas a ellos están organizados entre sí. Esta estructura permite pensar cómo se integra y procesa la información mecano-sensorial para la percepción del tacto”, explica David Ginty, líder de la investigación.
El equipo de Ginty ha desarrollado una forma de etiquetar las distintas poblaciones de los receptores sensoriales de la piel, llamados mecanorreceptores de umbral bajo (LTMR por sus siglas en inglés).
Antes de este estudio, era muy complicado visualizar estos receptores sensibles a la flexión, a la presión y el estiramiento en su estado natural. “Las neuronas son difíciles de estudiar porque se extienden desde la médula espinal hasta llegar a la piel. La sensación, por ejemplo, en la punta de los dedos de los pies depende de células que están distribuidas a lo largo de más de un metro“, explica el investigador.
Al no tener tanto pelo como un ratón, no está claro si en los humanos algunas de estas neuronas dependen de los vellos para captar sensaciones y si el resto son sólo parte de la estructura neural bajo la piel. Además, se desconoce cómo estas neuronas hacen para organizarse así durante el desarrollo. Vía: agencia SINC

