Un temblor es 33 veces más grande y fuerte que el temblor de un grado más bajo
Esta semana es el aniversario de uno de los terremotos más grandes de los que se haya tenido registro: el de 9.5 grados en la escala de Richter que sacudió al sur de la costa de Chile el 22 de mayo de 1960.
El terremoto colosal y el poderoso tsunami que le siguió, mataron a más de mil 400 personas, dejando a dos millones sin hogar.
El tsunami se propagó por el Océano Pacífico, causando estragos en Hawai, Filipinas y Japón: un día después del sismo, paredes de agua de 5.5 metros de altura se precipitaron a Honshu, la isla principal de Japón, destruyendo mil 600 viviendas y matando a 138 personas.
El mega terremoto fue de subducción, la clase de temblor más poderoso que puede sacudir la corteza terrestre.
En este caso, el temblor fue causado cuando un millón de kilómetros de la placa de Nazca, una placa oceánica que forma una gran franja en el suelo del Océano Pacífico, se tambalearon en las profundidades de la placa, produciendo el único sismo de 9.5 grados de magnitud en la historia.
Entonces, ¿qué tan grande fue este terremoto de 9.5 grados?
Esencialmente, cada nivel de magnitud mayor es 33 veces más grande que el nivel anterior. Esto significa que un temblor con magnitud de 8.0 grados es 33 veces más fuerte que uno de 7.0 grados.
Medir la energía de un terremoto requiere complicados cálculos y un montón de datos, pero para instancias inmediatas, se consideran tres factores fundamentales para que se desarrolle la intensidad: área, distancia y la fricción.
Por eso algunos sismos son, por el mecanismo que los causa, capaces de desencadenar mucho más poder que otros:
Todos los terremotos más poderosos que se han registrado son los sismos del tipo subducción, que ocurren cuando las placas tectónicas se superponen. Estos temblores se caracterizan por un movimiento de arriba hacia abajo, de manera horizontal.
Por eso los científicos están trabajando duro en el diseño de sistemas que proporcionarán unos segundos de advertencia cuando un terremoto, no importa cuál es el mecanismo que la provocó, se avecine.

