El domingo terminó el horario de verano, un cambio de hora que comenzó en 1974
El domingo terminó el horario de verano, es decir los largos días soleados, y comenzó el horario de invierno en la mayor parte del país, por lo que el sábado por la noche se retrasó una hora el reloj; sin embargo, quienes viven en las ciudades fronterizas del norte (Tijuana y Mexicali en Baja California; Juárez y Ojinaga en Chihuahua; Acuña y Piedras Negras en Coahuila; Anáhuac en Nuevo León; y Nuevo Laredo, Reynosa y Matamoros en Tamaulipas) tendrán que hacerlo hasta el próximo 7 de noviembre, esto porque se homologa con el de las ciudades fronterizas del sur de Estados Unidos, debido a las operaciones aduanales, comerciales y aeroportuarias en los puentes internacionales.
El ‘cambio de hora’ comenzó en 1974, cuando se produjo la primera crisis del petróleo y algunos países decidieron adelantar sus relojes para aprovechar más la luz del sol y consumir menos electricidad. En México se empezó a aplicar desde 1996. Actualmente unos 90 países lo hacen.
Se ha dicho que permite aprovechar más la luz natural en actividades, con lo que se ahorra dinero y energía, pero físiológicamente los cambios de hora estacionales sí nos afectan. “El cambio de hora provoca fatiga, cansancio y alteración en las horas de la comida. Las personas más sensibles sufren una abstemia prolongada de incluso un mes, pero lo habitual es que en tres días el ser humano se haya adaptado al cambio, por eso esta medida se aplica en fin de semana para que no afecte en el campo laboral”, explica Ricardo Martínez Murillo, investigador del Instituto Cajal, un centro de investigación en neurobiología.
Nuestro organismo está sometido a muchos cambios de luz, pero a algunos les cuesta adaptarse más que a otros, indica el científico. Las personas proclives a la depresión, por ejemplo, suelen recaer en invierno cuando hay menos horas de luz. En esto interfieren el sistema nervioso y el cerebro. Cuando entra la luz en la retina produce estímulos al cerebro, que regula los niveles hormonales de melatonina y serotonina (‘hormona de la felicidad’) al percibir el cambio de horas de luz que recibe. Al individuo le cuesta conciliar el sueño, sobre todo a niños y ancianos. La sensación es parecida al ‘jet lag’ pero más liviano.
En Sonora no hay cambio de horario por su intensa relación comercial con Arizona, el único estado de E.U. que no aplica el horario de verano. El próximo ajuste de relojes será el primer domingo de abril 2012.