Nuevo estudio revela que las alergias nos protegen de patógenos, antes de que entren a nuestro cuerpo
De acuerdo con un estudio de la Universidad de Yale, las alergias no son reacciones para expulsar agentes patógenos en nuestro organismo, sino para protegernos de un ambiente externo y nocivo.
El origen
La primavera se caracteriza por el florecimiento y calidas temperaturas, además de incesantes estornudos y embates de la gripe. Y es que todo mundo puede tener una reacción alérgica, en menor o mayor medida. Algunas, como la anafilaxis, disminuyen la presión sanguínea y cierran las conductos respiratorios hasta incluso ser fatales.
Pero un puñado de investigadores, liderados por Ruslan Medzhitov, inmunólogo de la Universidad de Yale, propusieron la teoría de que las alergias han evolucionado para protegernos de peligros a los que todavía no hemos caído.
Según su estudio, publicado en la revista Nature, las narices congestionadas, la tos y sarpullidos mantienen las toxinas fuera del alcance de nuestro organismo, además de persuadirnos de estar lejos de ambientes nocivos.
Y es que la mayoría de los inmunólogos consideran a las alergias como reacciones mal enfocadas a sustancias inocuas, como el polen y maní.
Nuestra defensiva
Las respuestas de nuestro sistema inmunológico se podrían dividir en dos categorías:
Las infecciones bacteriales y virales conllevan a lo que se llama respuestas inmunológicas del Tipo 1. Las reacciones del Tipo 2 se creen han evolucionado para protegernos contra los parásitos.
Siempre se ha sostenido la idea de que las del Tipo 2 manejan la alergias que se consideraban, hasta ahora, como equívocas respuestas contra agentes generalmente inofensivos para el organismo, en teoría. Esto se debe a que, mientras las respuestas del Tipo 1 reaccionan directamente para matar los patógenos y las células humanas infectadas, las del Tipo 2 trabajan para reforzar las barreras protectoras y expulsar las pestes promovidas.
Así, la idea de nuestro sistema inmunológico es matar a los patógenos pequeños mediante una ofensiva de ataque (Tipo 1), manteniendo una estrategia de defensiva para matar a los patógenos grandes (Tipo 2).
Pero Medzhitov nunca aceptó la idea de que las alergias son una especie de soldados de infantería de la armada de nuestra inmunología para protegernos de agentes internos.
Según él, los parásitos y las sustancias que disparan las reacciones alérgicas, llamados alérgenos, “no tienen nada en común”, porque en un principio existe un número ilimitado de alérgenos, y segundo, las respuestas alérgicas pueden ser extremadamente rápidas, en una escala de segundos, “y las reacciones a los parásitos no son tan veloces”.
En el artículo, el equipo de Medzhitov alega que las alergias son disparadas para protegernos de sustancias potencialmente peligrosas en el ambiente, y no en nuestro organismo. Como evidencia está un estudio de 2006, publicado en el Journal of Clinical Investigation, que reportaba que las células principales envueltas en reacciones alérgicas son capaces de degradar y desintoxicar el veneno de una serpiente o el de una abeja.
De esta manera, el mecanismo de las reacciones del Tipo 2, que usa al cuerpo para defenderse de parásitos internos, es distinto a este esquema inmunológico expuesto.
“¿Cómo te defiendes contra algo que inhalaste y no necesitas? Haces moco. Se desarrolla una nariz congestionada, estornudas, toses, entre otras cosas. Pero si está en tu piel, sin necesariamente haber entrado a tu organismo, te induces un rascado, lo evitas o tratas de removerlo rascándote la piel” dijo Medzhitov.
Si esta teoría se comprobara, los tratamientos y antídotos para contrarrestar las reacciones alérgicas podrían evolucionar a tratamientos que eviten estas reacciones en los pacientes.

