Una cepa inofensiva de E. coli ha sido genéticamente manipulada para suprimir el apetito y combatir la obesidad
La obesidad se ha convertido en una epidemia mundial, causando la muerte de 2.8 millones de personas cada año. La diabetes tipo 2 afecta a 347 millones de personas alrededor del mundo, más del 80% de ellas también padecen de obesidad. Buscando encontrar una solución a esta problemática, un grupo de investigadores ha modificado genéticamente a una bacteria que reside en el intestino, la cual ha mostrado prevenir el aumento de peso.
Un grupo de científicos, liderado por Sean Davies de la Universidad de Vanderbilt en Estados Unidos, alteró genéticamente a una cepa inofensiva de E. coli (Nissle 1917) para producir el compuesto NAPE (N-acilfofatidiletanolamina), el cual actúa como un supresor del apetito. La bacteria fue añadida al agua de un grupo de ratones, los cuales fueron alimentados con una dieta alta en grasas durante ocho semanas.
Los ratones que habían consumido la bacteria aumentaron menos peso que el resto de los roedores, comiendo menos y presentando un menor número de marcadores de la diabetes. Sorprendentemente, los ratones que ingirieron la bacteria productora de NAPE mantuvieron sus efectos cuatro a seis semanas después de que el tratamiento había cesado.
El intestino humano contiene cerca de 100 billones de microorganismos, la mayoría de ellos provenientes de 40 especies, que proporcionan servicios benéficos para la digestión y eliminación de microbios dañinos. Por lo tanto, no es tan descabellado que esta cepa particular de E. coli, un probiótico conocido, sea manipulada para ayudar con la pérdida de peso. No obstante, aún se le deben realizar varios cambios antes de que pueda ser probada en seres humanos.
Actualmente, la bacteria modificada es resistente a los antibióticos (debido a fines de experimentación). Si bien no ha mostrado señales de ser dañina, deberá alterarse hasta responder a algún medicamento. Aún así, deberá ser probada rigurosamente para comprobar que no represente un riesgo a la salud.
Los resultados del estudio han sido publicados en The Journal of Clinical Investigation.

