Al utilizar un cabestrillo o yeso por una lesión las regiones cerebrales se adaptan para compensar limitaciones
Cuando un brazo es inmovilizado con un cabestrillo o yeso para una curación más rápida, el cerebro parece adaptarse a fin de compensar las limitaciones que ello implica.
Un estudio de la Universidad de Zurich que publica Neurology observó, mediante resonancia magnética, un aumento en el tamaño de las áreas del cerebro que compensan el lado lesionado, y una disminución en las zonas que no estaban siendo utilizadas.
Los investigadores examinaron a diez personas diestras que presentaron una fractura en la parte superior del brazo derecho que requería un cabestrillo o enyesado al menos durante dos semanas. En este tiempo el brazo y la mano derechos no pudieron ser utilizados, y los participantes tuvieron que recurrir a su mano no dominante, es decir la izquierda, para realizar sus actividades diarias, como usar un cepillo de dientes, comer o escribir.
A los participantes se les aplicaron dos resonancias magnéticas (para medir la cantidad de materia gris y blanca) en el cerebro: una a dos días de la lesión, y otra a los 16 días de usar yeso o cabestrillo. También se registraron sus habilidades motoras (los movimientos de la mano, del brazo, y la velocidad de la muñeca y los dedos).
Los resultados indicaron que la cantidad de materia gris y blanca en el lado izquierdo del cerebro disminuyó hasta diez por ciento, mientras que la cantidad de materia gris y blanca en el lado derecho aumentó de tamaño. “También observamos una mejora en las habilidades motoras de la mano izquierda no lesionada, lo que directamente se relacionó con un aumento en el grosor del lado derecho del cerebro. Estos cambios estructurales en el cerebro están asociados a la transferencia de competencias de la mano derecha a la izquierda”, explica Nicolas Langer, autor del estudio.