¿Eres de las personas que no puede tener muñecas de porcelana o de cualquier otro tipo cerca de ti? Además, ¿no puedes imaginarte pasar por la Isla de las muñecas en Xochimilco?
De acuerdo con la psicóloga clínica Kate Wolitzky-Taylor , PhD, miembro de la facultad en el departamento de psiquiatría y ciencias de la bioconducta de la Universidad de California en Los Ángeles.
“Las personas no nacen con miedo a las muñecas”, explica a la revista Smithsonian. “De hecho, a muchos niños les gustan”.
En cambio, el miedo que sientes está condicionado a lo largo de los años, probablemente por todas las muñecas malvadas que ves en la cultura pop. Cualquiera que haya visto una de las muchas películas de, Annabelle o Chucky e incluso haya escuchado la música escalofriante que acompaña a sus trailers, podría comprender cómo podría suceder esto.
Puede que sí tenga qué ver la cultura y los mitos; sin embargo, éste puede no ser un simple miedo, podría tratarse de una fobia: la pediofobia.
¿Qué es la pediofobia?
Ésta se trata del temor a que las muñecas tengan vida propia y finjan ser un objeto. La pediofobia podría llevar a la automatonofobia, que es el miedo a las muñecas articuladas o robóticas.
Este pánico se puede entender si se recuerda lo que Sigmund Freud decía en su libro Lo siniestro: produce desasosiego aquello que está a medio camino entre lo vivo y lo muerto, lo animado y lo inanimado, lo que se siente y lo que no.
Es decir, todo aquello que se escapa de las clasificaciones dicotómicas establecida por la mente para poder mantener cordura, provoca este miedo.
Si bien pocas personas han estudiado el miedo específico a las muñecas, se han realizado investigaciones sobre lo que nos da miedo.
En 1970, el robotista japonés Masahiro Mori acuñó el término “valle misterioso” para describir la incomodidad que surge en las personas cuando ven robots que son muy similares, pero no del todo humanos.
Al principio, las personas responden bien a los muñecas o robots incluso cuando se vuelven más realistas, pero en cierto punto eso cambia.

Suele suceder cuando están más cerca de ser reales. Ahí es cuando comienzas a encontrarlos desconcertantes y posiblemente espeluznantes. Básicamente, aunque nos atrae lo similares que son a los humanos, también tenemos un poco de miedo porque son diferentes.
En un estudio realizado en 2016, investigadores encuestaron a más de mil personas sobre el “miedo” general y concluyeron que la ambigüedad, cuando algo está abierto a más de una interpretación, es un factor importante en lo que desencadena esos sentimientos de miedo.
Por ejemplo, ves una muñeca (o incluso un payaso, también temido por muchos) en una película de terror, y comprensiblemente provoca miedo. Pero cuando algo o alguien puede no ser peligroso en absoluto, por ejemplo, una muñeca en un estante, aún puede parecer impredecible para usted y, por lo tanto, totalmente espeluznante.
¿Se puede superar el miedo a las muñecas?
Si estás realmente le temes a las muñecas y crees que puedes sufrir de pedofobia, Wolizky-Taylor explica que es altamente tratable, junto con cualquier otra fobia específica.
Un plan de tratamiento probablemente implicaría la exposición, “que es una confrontación gradual con los estímulos temidos”, expresó.

