La práctica de escuchar música mientras realizamos alguna de nuestras labores es una constante; sin embargo, no siempre es recomendable para tu cerebro y salud; esta es una guía de siete cosas que debes saber al respecto.
1. Mejora el vocabulario
Al tomar clases de música se establecen conexiones neuronales que tonifican el cerebro para la aptitud auditiva y mejoran aspectos de la comunicación humana, de acuerdo con una investigación de Nina Kraus, de la Universidad Northwester (E. U.), publicada en la revista Nature Reviews Neuroscience.
La estudiosa apunta que esto explicaría el porqué los niños que reciben una formación musical tienen un mejor vocabulario y capacidad de lectura, y por qué los músicos son capaces de escuchar mejor una conversación cuando hay ruido de fondo que el común de la gente.
2. ¿Fondo musical?
Escuchar música mientras desarrollamos una tarea cognitiva (como estudiar o redactar un informe) reduce el rendimiento, es decir no ayuda a la concentración, esto según un artículo publicado en Applied Cognitive Psychology. Lo mejor en estos casos, dicen los autores, es el silencio.
3. Ritmo para hacer deporte
Científicos de la Universidad de Brunel publicaron en 2008 un estudio en la revista Journal of Sport & Exercise Psychology, en al cual demuestran que al escuchar cierto tipo de canciones, sobre todo de los géneros rock y pop, es posible aumentar nuestra resistencia al ejercicio físico intenso hasta en 15 por ciento.

4. La música, por la izquierda
Según una investigación realizada por las universidades de California y Arizona (EE UU) y publicado en Science, el oído derecho recoge mejor los sonidos del habla, mientras que el izquierdo responde mejor a musicalidad.
5. Buena para la circulación
Científicos del Centro Médico de la Universidad de Maryland comprobaron que oír música suele beneficiar al sistema cardiovascular tanto como hacer ejercicio o tomar ciertos medicamentos.
Al analizar la respuesta de los vasos sanguíneos mientras se escuchan selecciones musicales, Michael Miller y sus colegas comprobaron que el diámetro de los vasos, medido en la parte alta del brazo, aumenta 26% con las melodías favoritas, los temas estresantes los contraen 6%, y aquellos que invitan a reír los dilatan 19%; la música relajante, por su parte, los dilata 11 por ciento
6. Con los ojos cerrados
Yulia Lerner, de la Universidad de Tel Aviv, demostró mediante resonancia magnética empleada en 15 voluntarios que cerrar los ojos aumenta el efecto emocional producido por la música.
La doctora Lerner utilizó selecciones al estilo de las películas de Alfred Hitchcock a fin de comprobar que la actividad de la amígdala, una zona del cerebro vinculada a la sensación de miedo, aumentaba mucho más con los ojos cerrados que sí se mantenían abiertos.


