“Tengo buena salud”. “A mí no me va a dar”. “No necesito una vacuna fabricada en el extranjero”. “Como bien, ¿para qué?” Estos son algunos de los argumentos con los que las personas se convencen a sí mismas de que la vacunación es innecesaria para las personas sanas. A pesar de que, inicialmente, podrían sonar como buenas razones para omitir la barrera sanitaria contra COVID-19, el sistema inmune necesita un refuerzo cuando se trata de un patógeno con el que no ha convivido. Ésta es la razón.
Una barrera contra el virus

A pesar de que las redes sociales rebozan con información falsa a propósito de las vacunas y el virus, es una realidad que la crisis sanitaria por COVID-19 hizo un alto a nivel global. Las teorías de la conspiración responsabilizan al estado por crear una historia engañosa sobre una enfermedad que no existe, o no es tan grave. Sin embargo, esta manera de pensar ha cobrado miles de vidas en el mundo, a causa de la desinformación y el fundamentalismo religioso.
En aras de mitigar estas oleadas de noticias y declaraciones falsas, Twitter y YouTube han tenido que robustecer sus sistemas de filtrado de contenido para detener la diseminación de contenido conspiranoico. Entre ellos, está la comunidad de personas que creen que, por llevar una alimentación sana y haber gozado de una buena salud en general, no tienen porqué vacunarse.
Al respecto, el director de la Escuela de Salud de la Universidad de Memphis,
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¿Todos necesitamos vacunarnos?

La automedicación, los remedios caseros, los productos milagro e incluso la medicina omeopática flaquean como métodos efectivos para proteger a la población contra COVID-19. Aunque las pláticas y marchas de activistas antivacunas podrían resultar convincentes, habría que recordar que algunas de esas figuras públicas prefirieron inyectarse desinfectante de manos que consultar las fuentes oficiales.
Gozar de buena salud no exenta de la vacunación a las personas sanas, explica Bloomer. El manejo de estrés, la sana distancia y el uso de cubrebocas son algunos de los factores que también deberían de tomarse en consideración para no contraer el virus:
“[…] todos esos elementos deben considerarse herramientas en la caja de herramientas para ayudar a combatir el COVID-19, no un reemplazo para las vacunas que potencialmente salvan vidas“.
Las vacunas disponibles fueron diseñadas específicamente para combatir el virus. Si bien es cierto que seguir una dieta más sana promueve que el sistema inmune —y el organismo en general— esté preparado para defenderse, es una realidad que esto no es suficiente. Pensemos en la vacuna como una armadura inmunológica para salir al campo de batalla: aunque no es infalible, da una muy buena oportunidad para protegerse bien.
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