Conoce a algunos de los gusanos parasitarios que viven en el humano. Estos organismos sorprenden por tener una apariencia nada agradable.
Un parásito es un organismo que vive sobre otra especie… o en su interior. Hay tres clases principales de parásitos que causan enfermedades en los humanos: protozoos, helmintos y ectoparásitos. Los primeros afectan principalmente al intestino, mientras que los ectoparásitos (que abarcan organismos como los piojos y los ácaros), se adhieren a la piel o escarban en ella para permanecer allí durante largos períodos. En este texto hablaremos sobre los gusanos parasitarios que viven en el humano, organismos que sorprenden por su capacidad reproductiva, que inquietan por las enfermedades que pueden causar y por tener una apariencia nada agradable.
Ascaris

Estos grandes habitantes del intestino se caracterizan por una boca rodeada de tres labios. Se transmiten cuando se ingieren accidentalmente los huevos, generalmente a través de la tierra contaminada por heces. Por ello es que es un parásito común en los niños. La infección por este tipo de gusanos parasitarios se le conoce como ascariasis.
A pesar de que la infección puede ocurrir en cualquier parte del mundo, es más común en países en desarrollo con una higiene deficiente y áreas en donde las heces humanas se utilizan como fertilizante, reporta el sitio Healthy Children.
Gusano de Guinea

Este tipo de gusano se transmite cuando una persona bebe agua que contiene pulgas de agua infectadas, o cíclopes. El gusano de Guinea (Dracunculus medinensis) causa un dolor notable cuando se abre paso entre sus huéspedes humanos para poner sus huevos.
Por suerte, la infección por estas criaturas ha disminuido de manera notable gracias a los esfuerzos de erradicación hechos por la Organización Mundial de la Salud y los Centros de Control y Prevención de Enfermedades de Estados Unidos.
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Gusano látigo
La infección por tricuros, también conocida como tricuriasis, es una infección del intestino grueso causada por un parásito llamado Trichuris trichiura comúnmente llamado “gusano látigo” porque se parece a un látigo.
La infección por tricocéfalos puede desarrollarse después de ingerir agua contaminada con heces que contienen parásitos de tricocéfalos. Cualquier persona que haya estado en contacto con heces contaminadas también puede contraer una infección por tricocéfalos, informan desde Healthline.
Tenia o Solitaria

Existen unas 5.000 especies de estos parásitos intestinales, pero sólo tres (las tenias del cerdo, la carne de vacuno y el pescado) se instalan en el cuerpo humano. Si ingieres huevos de tenia, estos pueden salir de los intestinos y formar quistes larvales en los tejidos y en los órganos del cuerpo (músculos, piel, ojos o cerebro), lo que se conoce como infección masiva. En cambio, si ingieres larvas de tenia, estas se convierten en adultas en los intestinos, reporta Mayo Clinic.
Oxiuros

El oxiuro trabaja de una manera peculiar, una vez ingresado al cuerpo humano. Mientras sus huéspedes duermen, los oxiuros madre recorren el intestino grueso hasta el ano, donde ponen sus huevos. Este proceso puede provocar una sensación de picor alrededor del ano o de la vagina.
Los huevos del oxiuro reingresan al cuerpo cuando las personas infectadas tocan su ano y los huevos quedan debajo de las uñas. Esta clase de gusanos parasitarios es muy común en niños.
Toxocara
Se trata de uno de los gusanos parasitarios más comunes, causante de toxocariasis. Suele aparecer principalmente en niños pequeños que adquieren los huevos de Toxocara al ingerir tierra contaminada con heces de perros, gatos u otros animales portadores del parásito, afirma el Manual Merck.
Los areneros donde muchos niños suelen jugar son espacios donde a menudo defecan perros y gatos, por lo que suponen un especial peligro de exposición a los huevos de Toxocara.
Por ello es que es vital que los niños laven sus manos después de jugar en este tipo de lugares y que también lo hagan antes de ingerir alimentos.
Gusano del corazón
Este tipo de gusanos parasitarios pueden vivir de cinco a siete años en el corazón de tu perro. Se transmiten en forma de larva por los mosquitos de tipo Aedes, Anópheles o Culex. Estos gusanos de un pie de largo, cuyo nombre científico es Dirofilaria immitis, pueden acabar provocando bloqueos cardiovasculares.
Los gatos también pueden contraerlos y se ven más afectados que los perros. Ese esencial acudir con un veterinario para un tratamiento preventivo. Se han reportado casos de personas que también contraen este parásito y se aloja en lugares como el cerebro, los ojos, los pulmones y los testículos.
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