La maniobra Kristeller está prohibida en distintos países, pero se aplica sin autorización de las madres, sin importar las consecuencias que podría traer en ella y el bebé.
El parto se complicó. Por alguna razón, el ginecólogo considera que el bebé no está naciendo al ritmo que debería. Con la tensión del momento, el dolor de la madre y la presión de sus colegas, el médico decide aplicar la maniobra Kristeller: empujar el abdomen de la mujer para que el feto salga más rápido. Para ello, hay ocasiones que se emplea a tres personas simultáneas, ejerciendo fuerza sobre el vientre. Dolorosa y muchas veces sin resultados, a esta práctica se le considera como violencia obstétrica.
Prácticas ginecológicas agresivas

Aunque no existe evidencia científica de que sea realmente efectiva, la maniobra Kristeller se aplica a las mujeres que están dando a luz cuando el bebé se tarda en salir. Muchas veces, se ejerce presión sobre el abdomen de la madre para que el niño nazca más rápido. Sin embargo, casi nunca se pregunta a las pacientes si quieren que se lleven a cabo estas prácticas.
Por el contrario, se practican con mucha fuerza y sin resultados claros. Al respecto, ade Magdaleno, matrona y coordinadora de posgrados universitarios para Matronas en Fundación para el Desarrollo de la Enfermería (FUDEN), describe el procedimiento como sigue:
“En la práctica, la presión y dirección depende de la persona que, apoyando su brazo en el fondo del abdomen de la mujer tumbada en una camilla, deja caer su peso sobre él”.
A pesar de que se lleva a cabo con frecuencia, no hay evidencia concluyente de que las mujeres salgan sanas del parto después de aplicarles la maniobra Kristeller. Por el contrario, no se tiene registro de los efectos secundarios que podría tener sobre las madres y los hijos recién nacidos. Por esta razón, la Organización Mundial de la Salud no la recomienda, y sugiere que se suprima entre las prácticas ginecológicas contemporáneas.
A pesar de que hay casos de mujeres que, incluso, han tenido rupturas en el útero, no se hacen evaluaciones previas para considerar si la aplicación de la maniobra Kristeller es adecuada en cada paciente. Aunque éste es el escenario más dramático, en la cotidianidad las madres dando a luz sufren otro tipo de complicaciones. Perder el aliento y lesiones en el perineo figuran entre las más comunes.
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Violencia institucional y sanitaria

En la actualidad, la maniobra Kristeller está prohibida en el Reino Unido y Estados Unidos. Bajo el entendido que es violencia obstétrica, ambos países decidieron erradicarla de las prácticas en las clínicas públicas y privadas. Sin embargo, es común en los hospitales europeos —incluso en Francia, donde el aborto es legal desde 1978.
Como pasa en la historia de la anatomía femenina, esta técnica fue inventada por un hombre blanco, de quien recibió su nombre. Samuel Kristeller fue un ginecólogo alemán en el siglo XIX. Con el afán de impulsar el nacimiento hacia el canal vaginal, decidió que era muy buena idea empujar el abdomen de las mujeres para forzar que el bebé bajara.
Esta técnica añeja no sólo es invasiva para las mujeres, sino que viola su derecho de decidir cómo quieren llevar a cabo su propio parto. Hay ocasiones en las que las mujeres resultan, literalmente, golpeadas después de dar a luz. La maniobra Kristeller no es, en pleno siglo XXI, la única forma de violencia obstétrica.
Incluso las incisiones en la vagina y la vulva se siguen practicando sin consentimiento, bajo el entendido que los médicos pueden hacer lo que les plazca en el cuerpo de las mujeres sin autorización previa. En tales casos, las consecuencias para el bebé y la madre quedan en último plano: lo importante es cumplir.
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