“No todas las ramas de la ciencia pueden presagiar el futuro pero muchas sí, y con una precisión asombrosa. Si uno quiere saber cuándo será el próximo eclipse de Sol, puede preguntar a magos o místicos, pero le irá mucho mejor con los científicos”:
Esta frase de Carl Sagan engloba la capacidad del conocimiento científico para adelantarse –que no predecir– a hechos que de otra forma, serían imposibles de conocer.
Desde detectar los primeros movimientos de un sismo para alertar a las localidades cercanas y ofrecer valiosos segundos para ponerse a salvo, hasta calcular el desastre ecológico que significa el aumento de la temperatura del planeta a causa de la actividad humana año tras año: la observación sistemática de distintos fenómenos y su estudio nos han dado la oportunidad de prever acontecimientos futuros e interpretar señales que nos permiten sortear los próximos obstáculos a los que se enfrenta la humanidad y su entorno.

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Y aunque no podemos saber con certeza cuándo será el próximo terremoto, qué virus protagonizará la siguiente pandemia o cómo avanzará un cáncer a partir de su manifestación, la ciencia aporta algunas señales que nos pueden ayudar a conocer más sobre el siguiente acontecimiento que ponga en jaque a la vida de una persona o de gran parte de la especie humana.
La pandemia que viene
En febrero de 2014, Muy Interesante publicó un reportaje titulado “La pandemia que viene”, portada del número en cuestión.
En el artículo firmado por Gerardo Sifuentes, el autor ofreció un texto de divulgación sobre los brotes de enfermedades desconocidas, su relación con las especies animales y cómo podrían afectar a una población global cada vez más interconectada y con frágiles sistemas de salud:
“Las últimas pandemias y brotes infecciosos han mostrado la vulnerabilidad de los sistemas de salud del mundo y la incapacidad de predecir o prevenir estos eventos. Quizá un cambio de mentalidad podría ser significativo”.

Después de explicar sobre los brotes que permitieron la transmisión de virus como el de Marburgo, el VIH o el ébola, el artículo prestó especial importancia a las zoonosis, las enfermedades que pueden saltar de especies animales a humanos.
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El autor advertía del contacto cada vez más estrecho con especies salvajes a través del comercio ilegal, la actividad agrícola y la destrucción de sus hábitats, resaltando un dato: el 60 % de las enfermedades infecciosas son zoonóticas y 75 % de las emergentes surgieron en animales.
Los coronavirus, una amenaza latente
En 2014, el contexto en que fue escrito el artículo mantenía fresca la memoria de los brotes causados por los distintos tipos de coronavirus conocidos hasta entonces: el MERS-CoV (síndrome respiratorio de Oriente Medio) que fue detectado por primera vez en Arabia Saudita en 2012 y el SARS-CoV (síndrome respiratorio agudo severo) y el SARS-CoV (causante del síndrome agudo respiratorio grave), que impactó Asia a finales de 2002:
“Los coronavirus son comunes en todo el mundo. Aunque unos cuantos sólo llegan a causar enfermedades respiratorias menores, otros provocan enfermedades hepáticas y neurológicas, encontrándose algunos casos severos en animales”, afirma.
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Por supuesto, en aquél entonces resultaba imposible saber de la existencia del SARS-CoV-2, el nuevo coronavirus que causa la enfermedad COVID–19, por lo que una lectura errónea –basada en el pensamiento mágico o las teorías de conspiración– podría llevar a conclusiones tan desafortunadas, como asegurar que este texto resultó premonitorio o alertó de la pandemia que hoy afecta a todo el mundo o peor aún: a creer que este virus ya existía previamente.
Finalmente, el artículo cierra haciendo un llamado a la conciencia, con especial énfasis en quienes mantienen un estrecho contacto con especies animales para evitar la transmisión de nuevos virus a nuestra especie:
“Más que tomar medidas de contención, fomentar una cultura de prevención y tomar conciencia de nuestros malos hábitos y vigilar los de aquellos que tienen contacto con animales resulta un factor importante para estar preparados. Lo único en lo que hay plena certeza, es que la preparación, la educación civil y una correcta formación de profesionales de la salud podrá evitar una catástrofe”.
Lee “La pandemia que viene” completo aquí.