Está en fase de pruebas, sin embargo en el futuro podría aplicarse a pacientes con lesiones en la piel
En la Universidad Johns Hopkins crearon un material líquido, combinación de ácido hialurónico (componente de la piel que le da elasticidad) y polietilén glicol (molécula sintética que se utiliza como pegamento quirúrgico en las operaciones), que se amolda en una lesión para restaurar el tejido blando dañado, como tendones, ligamentos, músculos y piel.
Al inyectarlo bajo la piel, como si fuera una gelatina, ‘cuaja’ en la zona afectada y se le asegura mediante exposición a una luz transdérmica que ‘atrapa’ a las moléculas de los dos compuestos para evitar que se disperse.
Los resultados son preliminares (en ratones y en tres pacientes humanos que se sometieron a cirugía para reducir el abdomen), pero han demostrado que el compuesto es seguro y duradero, según la profesora Jennifer Elisseeff, quien dirigió el estudio que se publica en Science Translational Medicine.
La reconstrucción facial de tejidos blandos ahora requiere varios procedimientos quirúrgicos que pueden resultar en cicatrices y desfiguraciones, por lo que sigue representando un desafío clínico porque cualquier deformidad sutil en los pacientes puede afectarlos en su desenvolvimiento psicológico y social; el implante que se desarrolla ha permitido por lo pronto ajustar su elasticidad y mantener el volumen.