Expertos mantienen la cautela en cuanto a este elemento y el yodo 131 registrados en la planta nuclear; ambos son cancerígenos
Además del agua radiactiva que se ha fugado de la averiada planta nuclear de Fukushima, los trabajadores descubrieron plutonio en el suelo de las cercanías y los análisis en la atmósfera han detectado pequeñas cantidades, consideradas inofensivas, de este elemento en varios lugares del mundo. Por otra parte se registró una alta concentración de yodo 131, un isótopo radiactivo, en el agua del reactor 2, el cual también podría haberse filtrado hacia el mar, donde los niveles son 150 veces superiores a la norma, y significaría daños en el núcleo del reactor.
El Organismo Internacional de Energía Atómica considera que la presencia de plutonio no debe sorprender porque significa que hay una degradación del combustible. En tanto la Agencia de Seguridad Nuclear señala que la radiactividad que se fuga al océano se diluye y el riesgo para algas y animales no es importante, además el yodo radiactivo se reduce a la mitad cada ocho horas.
El plutonio es un metal muy reactivo con propiedad semejantes a las del uranio; sus isótopos se emplean como explosivos y combustibles en la industria nuclear. Sus efectos para la salud, explica la Agency for Toxic Substances & Disease Registry, dependen de la dosis, la duración y el tipo de exposición. Puede entrar en el cuerpo mediante inhalación o al ser tragado, así como por lesiones de la piel como cortaduras o quemaduras. En cantidades elevadas y tiempo prolongado puede dar pie al cáncer. El yodo 131, a su vez, podría aumentar el riesgo de cáncer y deficiencias hormonales tiroideas.
Otros elementos que pueden ser expulsados por los reactores nucleares son el estrocio 90 y el cesio 137.

