El síndrome de la cara vacía puede vencerse mediante un periodo de adaptación a las nuevas realidades de la pandemia de covid-19.
Uno de los muchos cambios en nuestros hábitos diarios que trajo consigo la pandemia de covid-19 fue el uso casi obligatorio del cubrebocas, sobre todo en espacios cerrados. Este producto se volvió en algo indispensable desde 2020 para evitar la propagación de contagios.
Pese a que las vacunas y los refuerzos nos han dado mayor seguridad para enfrentar esta emergencia sanitaria, el cubrebocas sigue siendo un refuerzo adicional para evitar enfermarnos. Tanto es así que la posibilidad o el acto de no usarlo genera cierta ansiedad en un gran número de personas. A esto se le ha llamado el síndrome de la cara vacía.
Qué es el síndrome de la cara vacía

Este término se usa para definir el miedo o la ansiedad experimentada por las personas al dejar de usar el cubrebocas. Tras dos años en que esta medida fue, o sigue siendo, parte de la vida cotidiana, el hecho de no llevarlo puesto puede generar en algunas personas un sentimiento de inseguridad.
En países como España se ha dado a conocer que el uso del cubrebocas ya no es obligatorio en espacios abiertos y cerrados, a excepción de los hospitales y el transporte público, y siempre y cuando exista una distancia prudencial entre las personas.
En el caso de México, la jefa de gobierno de la Ciudad de México Claudia Sheinbaum oficializó la opción de no usar cubrebocas en espacios abiertos, lo cual pudiera generar en algunas personas el síndrome de la cara vacía.
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El fenómeno del mask fishing

Pero no solo el miedo a contagiarse es una de las inseguridades que puede generar dejar de usar el cubrebocas. También existe la inseguridad de descubrirse el rostro y revelar nuestra verdadera apariencia.
Esto es conocido como mask fishing, que se puede traducir como “el hecho de que una persona parezca más atractiva por llevar una máscara facial”, según el Urban Dictionary.
El cubrebocas prácticamente se convirtió en parte de nuestro rostro, casi en un aspecto adicional a nuestra identidad y en algunos casos como complemento de nuestra ropa. Pensar en dejar de usarlo puede generar inseguridad al momento de mostrar el rostro completo. ¿La causa? El miedo de causar una impresión negativa en los demás al tener un aspecto diferente al esperado.
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Cómo superar esta preocupación
Es necesario un tiempo de adaptación para superar esta preocupación de manera paulatina. Conforme se observe que los contagios disminuyan, la confianza en hacer una vida sin cubrebocas hará que las personas se sientan menos vulnerables.
El uso de este producto es algo totalmente opcional y personal. Algunos optarán por salir sin él a lugares abiertos, mientras que otros querrán seguir con esta práctica. Lo que no debemos olvidar es que en ciertos lugares y bajo ciertas circunstancias es importante llevarlo para evitar que la enfermedad se propague.
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