Los amigos con los que no se cuentan se pueden hacer al usar redes sociales, formados por comunidades de individuos con intereses o actividades en común han fomentado la conectividad global y han permitido a las personas unirse. Paradójicamente, el aumento de las redes sociales también es paralelo a un aumento en la percepción de aislamiento de las personas. La soledad crónica tiene importantes implicaciones para la salud. En un artículo de opinión para Scientific American, la psiquiatra Claire Pomeroy, analiza los enfoques prácticos y políticos para abordar los efectos de la soledad en la salud.
La especialista estadounidense afirma que el número de personas que se perciben solos, aislados o alejados de otros han alcanzado niveles de epidemia tanto en los Estados Unidos como en otras partes del mundo.
En Japón, por ejemplo, aproximadamente medio millón (conocido como hikikomori) se encierran durante meses. En el Reino Unido, cuatro de cada 10 ciudadanos reportan sentimientos de soledad crónica y profunda, lo que llevó a la creación de una nueva posición a nivel de gabinete (el Ministro de Soledad) para combatir el problema.
La soledad, ¿una epidemia?
Si bien esta “epidemia” de la soledad es cada vez más reconocida como un problema social, lo que no está tan bien reconocido es el papel que juega la soledad como un determinante crítico de la salud.
Un estudio reciente reveló una asociación sorprendente entre la soledad y el riesgo de mortalidad por cáncer, señalando el papel que juega la soledad en el curso del cáncer, incluida la capacidad de respuesta a los tratamientos.
“Se calcula que la soledad acorta la vida de una persona en 15 años, lo que equivale a ser obesa o fumar 15 cigarrillos por día”, Claire Pomeroy.
Un grupo de biólogos han demostrado que los sentimientos de soledad desencadenan la liberación de hormonas del estrés que, a su vez, se asocian con una presión arterial más alta, una menor resistencia a las infecciones y un mayor riesgo de enfermedades cardiovasculares y cáncer.Incluso hay evidencia de que esta sensación de aislamiento social acelera el deterioro cognitivo y funcional y puede servir como un signo preclínico para la enfermedad de Alzheimer.
Los estudios han demostrado repetidamente que aquellos con menos conexiones sociales tienen las tasas de mortalidad más altas, destacando que el aislamiento social puede poner en peligro la salud por la falta de acceso a la atención clínica, los servicios sociales o el apoyo necesario.
Sin embargo, cómo el sentido subjetivo de la soledad (experimentado por muchos incluso cuando están rodeados por otros) es una amenaza para la salud, puede ser menos intuitivo.
Es importante reconocer que los sentimientos de cohesión social, confianza mutua y respeto, dentro de la comunidad y entre los diferentes sectores de la sociedad, son cruciales para el bienestar.
Estas nuevas estadísticas subrayan la necesidad urgente de abordar esta “epidemia” de alienación y desesperación y de aumentar el apoyo social.
Claire Pomeroy opina que las posibilidades de morir por una sobredosis de opioides o por suicidio son ahora más altas que las probabilidades de morir en un accidente automovilístico .
Entonces, ¿qué se puede hacer para combatir la soledad?
- Realizar pláticas breves con personas con las que te encuentres en el día. Cuando vayas a tu cafetería favorita, haz un simple comentario sobre el clima o la música que está sonando.
- Siéntete cómodo con tu propia compañía. Algunas buenas maneras de comenzar: clases de meditación, ir al cine, leer, comenzar un diario.
- Trabaja simultáneamente para conectarte de manera significativa con el mundo exterior mientras te conectas con la parte solitaria del interior.
- . Participa en un interés personal y eso puede ponerte en contacto con gente de ideas afines.
La salud y el bienestar son profundamente sociales. Irónicamente, en el mundo hiperconectado de hoy, debemos enfrentarnos de frente a la creciente crisis de soledad de salud pública si queremos convertirnos en una nación más saludable.

