El torniquete funciona al comprimir la aorta con la columna para detener el flujo de sangre hacia el cuerpo bajo
Mientras servía como médico de la armada durante la Operación Tormenta del Desierto, Richard Schwartz se acostumbró a tratar las heridas de bala, principalmente las que impactaban en el pelvis o muslos de las piernas.
Los enemigos pueden alcanzar esos puntos ya que no siempre están protegidos.
Sin embargo, los torniquetes convencionales, la medida inmediata para tratar dichas heridas de guerra, no funcionan en el abdomen, ya que es imposible ajustar el torniquete con la suficiente presión como para cortar la hemorragia de la aorta.
Son estos soldados con hemorragias aórticas e internas los que tienen pocos minutos para ser intervenidos antes de morir desangrados.
Schwartz sabe bien esto. Por eso en una conferencia médica de 2006, el ahora jefe del departamento de medicina de emergencias de la Universidad de Ciencias de la Salud de Georgia, inició una conversación con John Croushorn, antiguo cirujano de la armada, para resolver este problema.
Poco tiempo después, los dos médicos empezaron a trabajar en el desarrollo de un torniquete abdominal. Su primer diseño fue uno en forma de vejiga de cuña, unida a una correa que se podría endurecer alrededor del abdomen, en el ombligo.
Cuando los médicos inflaron este torniquete con una bomba manual, la cuña desplazó el intestino para finalmente comprimir la aorta contra la columna y la pared posterior del abdomen.
El flujo de sangre a la parte de baja del cuerpo paró por completo.
Schwartz y Croushorn continuaron modificando el dispositivo, pero no podían hacerlo lo suficientemente estable para usarlo en combate, ya que el movimiento del paciente haría que el torniquete se saliera de su posición.
Arreglaron el problema al añadir un placa como base para sostener el torniquete en su lugar, además de un torno que fungiera como palanca en la parte delantera del dispositivo para ajustarlo de manera fija.
Los inventores probaron la nueva versión en cerdos, y después en personas. El pasado octubre, solicitaron la aprobación de la FDA (Agencia de Alimentos y Medicamentos de los Estados Unidos), esperando que el proceso dure tres años.
“Ochos años después, la FDA nos dice que aceptaron nuestra investigación. Ni siquiera hemos podido reclutar alguna manufacturera todavía” dijo Croushorn a PopSci.
El ejército de Estados Unidos ya ordenó 60 torniquetes para médicos de combate, con la primera carga arribada en mayo. El ministerio de defensa del Reino Unido, además de fuerzas especiales de Alemania y Francia, también expresaron interés en el invento.
El costo de cada torniquete es de 150 mil dólares (más de 2 millones de pesos mexicanos), y sus creadores planean lanzarlo al mercado no militar para tener injerencia en servicios médicos de emergencia y demás espacios de intervención médica.