El fenómeno sería parecido a la lluvia de estos cuerpos que habría traído a la Tierra agua e ingredientes para la vida
El Telescopio Espacial Spitzer de la NASA detectó signos de cuerpos helados que ‘llueven’ en un sistema solar distante. El ‘aguacero’ se asemejaría al que sucedió en nuestro propio Sistema Solar hace varios miles de millones de años, durante el periodo conocido como ‘Bombardeo Pesado Tardío’, cometas que pudieron haber traído a la Tierra el agua y otros ingredientes que formaron la vida.
En aquel hecho los cometas y otros objetos helados fueron dispersados, debido a un reacomodo gravitacional, al espacio interestelar y al interior del Sistema Solar golpeando a planetas como Marte, Mercurio o Venus, y también al nuestro. La andanada cicatrizó a la Luna y produjo grandes cantidades de polvo.
Ahora Spitzer observó una banda de polvo alrededor de una brillante estrella llamada Eta Corvi, lejana 59 años luz de nuestro Sistema Solar, que reúne las características de un cometa gigante destruido. Este polvo está lo bastante cerca de Eta Corvi que planetas como la Tierra podrían existir en la zona. Los rastros sugieren que una colisión sucedió entre un planeta y uno o más cometas. El sistema de Eta Corvi tiene unos mil millones de años, edad que los investigadores consideran adecuada para una ‘lluvia’ de cometas.
“Creemos tener evidencias directas de un ‘Gran Bombardeo Tardío’ en curso en el cercano sistema de Eta Corvi, y en una época análoga a cuando algo así ocurrió en nuestro propio Sistema Solar”, explica Carey Lisse, investigador del Laboratorio de Física Aplicada de la Universidad John Hopkins. Lisse presentó sus resultados durante un simposio realizado este miércoles en el Centro Espacial Goddard.
Los astrónomos utilizaron detectores infrarrojos de Spitzer para analizar la luz proveniente del polvo alrededor de Eta Corvi, y observaron que el ‘halo’ contiene hielo de agua, materia orgánica y rocas, signos de un gran cometa o varios. Además, la composición química coincide con la de los fragmentos del meteoriro Almahata Sitta que cayó en Sudán en 2008. Tal similitud implica que ambos se formaron en zonas análogas en sus respectivos sistemas solares.
En nuestro Sistema Solar la mayoría de los cometas proceden del cinturón de Kuiper y de la nube de Oort, ‘anillos’ de restos helados y rocosos de cuando los planetas se formaron. En el caso de Eta Corvi existe también una región similar de escombros helados y material sobrante de su formación, ubicada en el extremo más lejano de ese sistema. Un depósito de cuerpos cometarios cuya existencia se descubrió en 2005.
Hace casi 4,000 millones de años, 600 millones de años después de que nuestro Sistema Solar se formara, el cinturón de Kuiper se descompensó debido a la migración (ubicándose en sus posiciones actuales) de los dos gigantes gaseosos de nuestro sistema, Júpiter y Saturno. Este cambio en el equilibrio gravitatorio hizo que la mayor parte de los cuerpos helados del cinturón de Kuiper se dispersaran, lanzando la gran mayoría al espacio interestelar y produciendo el polvo frío del cinturón. Algunos de los objetos, sin embargo, cruzaron las órbitas de los planetas interiores. Este bombardeo de cometas se produjo hace unos 3,800 millones de años, y alcanzó a todos los planetas de nuestro Sistema Solar, incluida la Tierra. Se cree que esos cuerpos depositaron el agua de los océanos y algunos ingredientes, como el carbono, para que la vida pudiera desarrollarse. Fuente: NASA

