Astrónomos afirman que telescopios actuales tienen capacidad de rastrear este tipo de iluminación en el Sistema Solar
Ante la falta de respuesta extraterrestre vía emisiones de radio, los astrónomos Abraham Loeb, de la Universidad de Harvard en Cambridge, y Edwin Turner, de la Universidad de Princeton en Nueva Jersey, proponen un método para buscar civilizaciones avanzadas lejos de nuestro planeta mediante el rastreo de sus ciudades iluminadas de noche.
En un estudio que publica arVix (archivo de la LIbrería de la Universidad de Cornell) dicen que es posible distinguir la iluminación artificial más allá del Sistema Solar, y que es muy razonable pensar que alguna hipotética y lejana civilización extraterrestre también tenga que iluminar sus ciudades durante la noche. Y aún más probable que cualquier forma de vida que haya crecido bajo la luz de un sol, habría desarrollado algún sistema artificial para mantener la iluminación durante las largas horas de oscuridad nocturna.
Al igual que en la Tierra, esa iluminación sería diferente de la natural emitida por su estrella. En nuestro planeta hay dos clases de luz artificial: la térmica, de las clásicas bombillas incandescentes, y la blanca y fría que proporcionan los LED y los sistemas fluorescentes. Tomando en cuenta ello, los espectros de las luces artificiales en objetos lejanos es probable que se distingan también de las fuentes de luz natural, sirviendo como una ‘farola’ que señale la existencia de tecnologías y civilizaciones extraterrestres.
Para ello los científicos sugieren distinguir esas señales mediante las variaciones en la luz que emite un planeta al moverse alrededor de su estrella. Dado que su órbita será elíptica, la cantidad de luz natural que el planeta refleje irá cambiando a medida que se modifique la distancia con la estrella; sin embargo, la cantidad de luz artificial permanecerá siempre constante. Razón por la que el flujo total de luz de un hipotético planeta con iluminación urbana variará de forma muy diferente a la de otro que esté deshabitado. Y esa variación puede ser medida.
No obstante, para que esta señal sea detectable, el lado nocturno debe tener un brillo artificial comparable a la iluminación natural. En la Tierra, la iluminación diurna es unas 100,000 veces superior a la nocturna.
Pero la búsqueda podría comenzar en nuestro vecindario espacial. Los científicos afirman que los mejores telescopios actuales son lo bastante potentes como para ver la luz artificial de una ciudad como Tokio a unas 50 Unidades Astronómicas (una UA es la distancia que hay entre la Tierra y el Sol, cerca de 150 millones de km), más o menos la misma que nos separa del cinturón de Kuiper, una lejana región exterior de nuestro Sistema Solar en la que se están descubriendo rocas de todos los tamaños, incluso cuerpos planetarios de dimensiones parecidas a las de Plutón. Si hubiera alguna ciudad iluminada en el cinturón de Kuiper, indican, deberíamos poder verla con los medios actuales.

