Nueva teoría sugiere que la materia oscura no consiste de pequeñas partículas, como hasta ahora se ha pensado, sino de grandes trozos de material extraño
Quizá la materia oscura no consista de pequeñas partículas, como hasta ahora se ha pensado, sino de grandes trozos de material extraño cuyo tamaño varía desde el de una manzana hasta el de un asteroide. Esta nueva teoría, propuesta por un trío de físicos teóricos, surge de la noción de que la materia oscura está hecha de partículas que los científicos ya han creado y detectado, no de una nueva y exótica partícula.
Uno de los grandes misterios de la ciencia es la invisible sustancia conocida como materia oscura. A pesar de que se cree representa cinco sextas partes de toda la materia del universo, nadie la ha logrado detectar.
El investigador Glenn Starkmann, de la Universidad Case Western Reserve en Cleveland, Estados Unidos, y sus colegas David Jacobs y Bryan Lynn, proponen que la materia oscura se compone de partículas llamadas ?Macros?, las cuales son tan densas como los núcleos atómicos. No pueden ser más pequeñas que 55 gramos o ya habrían sido descubiertas por los detectores de partículas existentes, ni más grandes que mil millones de trillones de kilogramos, pues su campo gravitatorio sería lo suficientemente fuerte como para deformar la luz de las estrellas.
El equipo piensa que estas partículas se formaron en el universo primitivo, cuando el cosmos aún era extremadamente caliente con temperaturas de más de 3.5 billones de grados centígrados. Bajo estas condiciones, los Macros pudieron haberse creado a partir de los quarks, las partículas más básicas que componen los neutrones y protones.
Los investigadores indican que si los Macros tienen una gran masa, sólo golpearían la Tierra aproximadamente una vez cada mil millones de años, lo que explicaría por que aún no se han detectado. Si, por el contrario, son bajos en masa, golpearían nuestro planeta con más frecuencia, aunque es posible que no dejen evidencia reconocible.
Si es que existen los Macros, aún se desconoce cómo los científicos podrían detectarlos. Una forma podría ser buscando las distorsiones en los rayos de luz y gamma de las estrellas. Otra, sería buscando las huellas que los Macros de poca masa podrían dejar en las rocas.
La hipótesis ha sido publicada en Monthly Notices of the Royal Astronomical Society.