Michael Collins, el único miembro de la tripulación del Apolo 11 que no pisó la Luna, murió a los 90 años.
¿Quiénes protagonizaron el primer viaje a la Luna? La respuesta más común suele coincidir con que Neil Armstrong y Buzz Aldrin fueron los pioneros en dar un paso en nuestro satélite natural; sin embargo, el hito no hubiera sido posible sin Michael Collins, piloto del módulo Columbia en la misión Apolo 11.
Como la mayoría de astronautas de la época, Collins comenzó su carrera en la Fuerza Aérea como piloto de combate. En 1963 fue reclutado por NASA y después de un entrenamiento de tres años, su destino se unió de lleno al de la frenética carrera espacial.
Estadounidense nacido en Roma, Collins formó parte de la tripulación del Gemini 10 y realizó su primer viaje espacial en julio de 1966, protagonizando una caminata espacial de 49 minutos y labores de acoplamiento con otras etapas de la misión.

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No obstante, su nombre pasó a la historia definitivamente en su segundo viaje espacial: a los 38 años, Collins fue nombrado parte de la tripulación del histórico Apolo 11, que intentaría llevar por primera vez a humanos sanos y salvos a la Luna.
A pesar de que su nombre no se replicó con la misma vehemencia que el de Armstrong y Aldrin en la prensa debido a que Collins no pisó la Luna, su labor como piloto del módulo de mando y servicio Columbia fue clave para conseguir el hito:
Collins se encargó de mantener en órbita el Columbia mientras el módulo lunar Eagle descendía con sus compañeros a bordo. En completa soledad, el piloto giró alrededor de la Luna a 96 kilómetros de altura, sin establecer contacto visual con el resto de la misión. El mismo Collins confesó que logró dormir durante cinco horas antes de comenzar las maniobras para acoplar al Eagle y traer de vuelta a Armstrong y Aldrin.

Un año después del viaje del Apolo 11, Collins se retiró definitivamente de NASA y se dedicó a la gestión de museos, primero en el Museo Nacional del Aire y el Espacio y posteriormente se convirtió en vicesecretario del Instituto Smithsonian.
Tras su regreso a la Tierra, una vez que los astronautas habían sido rescatados por el portaaviones USS Hornet 12, Collins tuvo un último encuentro con la única nave de la misión que volvió íntegra a nuestro planeta, el Columbia.
Al interior de la nave, escribió a modo de agradecimiento: “Nave 107, alias Apollo 11, alias “Columbia”, la mejor nave que se ha hecho jamás. Que Dios la bendiga. Michael Collins”.
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