Se sabe que existe debido a los efectos de su fuerza de gravedad en otro pero se desconocen sus características
A finales de agosto astrónomos hallaron en nuestra VÍa Láctea, a 4,000 años luz de la Tierra, un extraño planeta parecido a un diamante (probablemente de carbono y oxígeno, con una densidad que lo haría cristalino), el cual en realidad es un ‘esqueleto cósmico’, es decir los restos de una estrella masiva que perdió la mayor parte de su materia y masa originales al ser ‘succionadas’ por un púlsar cercano.
El púlsar fue encontrado en la constelación de la Serpiente, ubicada a una octava parte entre nuestro planeta y el centro de nuestra galaxia. Es una estrella de unos 20 km de diámetro con una masa 1.4 veces la de nuestro Sol que gira a una velocidad mayor a 10,000 veces por minuto y emite haces de ondas de radio que barren en varias ocasiones a la Tierra. Pero había un detalle: las emisiones se modificaban de manera sistemática, lo cual sugería que el pequeño púlsar no estaba solo; las variaciones eran influidas por la fuerza gravitacional de un planeta compañero. Así fue como los investigadores se encontraron con los restos de una estrella masiva que desvió hacia el púlsar casi toda su materia.
Ahora la nave espacial Kepler de la NASA descubrió, a 650 años luz de la Tierra, orbitando a la estrella Kepler-19 de la constelación de Lyra, un planeta que alterna (adelanta o retrasa) el movimiento en su órbita porque un segundo planeta, ‘invisible’, tira e ella; fueron denominados Kepler-19b (tiene dos veces el tamaño de la Tierra) y el invisible Kepler-19c. Utilizando un nuevo método de búsqueda, denominado variación de tiempo de tránsito, es la primera vez que se observa algo así. Este planeta invisible se da a conocer por su influencia gravitatoria en el planeta visible, y no por su tránsito con su Sol.
El descubrimiento fue hecho por el equipo de la astrónoma Sarah Ballard, del Centro Harvard-Smithsoniano para la Astrofísica, que será publicado en Astrophysical Journal. Se buscará conocer la órbita de Kepler-19c, que podría ser un planeta rocoso en una órbita circular de cinco días o un planeta gigante gaseoso en una órbira de cien días. Cuando se conozca su masa se comenzarán a tener pistas sobre la naturaleza de ese mundo hasta ahora invisible y por tanto desconocido.

