Las constelaciones de miles de satélites del servicio de Internet de Elon Musk podrían poner fin a los cielos nocturnos con estrellas reales y la observación astronómica desde la Tierra.
Starlink es un proyecto de SpaceX, propiedad del multimillonario Elon Musk, que tiene como objetivo ofrecer internet de alta velocidad a todo el mundo a través de constelaciones de satélites que viajan juntas en la órbita baja de la Tierra.
El plan fue anunciado por el mismo Musk en 2015 y contempla el envío de 12 mil satélites para 2025, que permitirán ofrecer Internet a todo el globo, incluso a sitios remotos donde las compañías habituales de telecomunicaciones no tienen cobertura.
Y aunque a priori el proyecto parece otra idea exitosa de SpaceX, Starlink tiene un lado oscuro que los astrónomos de todo el mundo y activistas en defensa del cielo nocturno han sacado a relucir: los trenes de constelaciones integrados por cientos de satélites están interfiriendo con la observación del cielo nocturno y abarrotando la bóveda celeste de estrellas artificiales.

Starlink y la observación del cosmos
El primer lanzamiento de Starlink se llevó a cabo en mayo de 2019, cuando 60 satélites se pusieron en órbita para comenzar a dar forma a las constelaciones que proveerán el servicio. Aunque inicialmente el propio Musk aseguró que los satélites serían imperceptibles, tan sólo dos días después de la puesta en órbita, el Observatorio Lowell en Arizona captó los trenes de constelaciones cuando intentaba fotografiar el grupo de galaxias NGC 5353/4.
El hecho alertó a la comunidad astronómica de todo el globo, que requiere de tiempos de exposición largos para captar imágenes de galaxias, nebulosas, cúmulos estelares, meteoritos y otros objetos de espacio profundo. Una semana más tarde, tanto la Unión Astronómica Internacional (UIA), como la Sociedad Astronómica Estadounidense (AAS por sus siglas en inglés) externaron su preocupación emitiendo sendos comunicados al respecto.
En el resto de 2019, los videos del tren de constelaciones de Starlink proliferaron en la red y cada vez más observatorios se manifestaron contra el servicio de SpaceX.

De ahí que a finales de año, Musk anunció que a partir del tercer lote de satélites, las constelaciones llevarían consigo un recubrimiento para disminuir su brillo en el cielo nocturno; sin embargo, no fue suficiente para disminuir su intromisión en la astronomía.
Desde entonces, SpaceX ha trabajado para intentar disminuir la reflectividad en una adaptación llamada ‘DarkSats’, un prototipo de satélite recubierto por pintura negra que logró atenuar hasta en 55 % el brillo de la constelación. Y aunque el logro consiguió hacer invisibles los satélites para el ojo humano, sigue entorpeciendo el funcionamiento de los instrumentos astronómicos.
El 20 de enero de 2021, Starlink realizó el primer lanzamiento de satélites del año y alcanzó los 1,015 dispositivos en órbita; no obstante, el problema está lejos de resolverse.
Actualmente, SpaceX trabaja en un prototipo conocido como ‘VisorSats” que espera disminuir aún más el brillo de los satélites; sin embargo, incluso cuando Musk logre que las constelaciones de Starlink no emitan ninguna luz visible, las distintas frecuencias del espectro electromagnético que captan los radiotelescopios para explorar el Universo siempre detectarán los objetos.
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