La brillante estela será el reingreso a la atmósfera de una nave carguero europea, la cual se desintegrará
En la noche de este martes, en una zona deshabitada sobre el océano Pacífico, una gran bola de fuego surcará el cielo. No será un meteorito ni un objeto extraño el que atraviese la atmósfera; se tratará del reingreso a la Tierra del carguero espacial europeo ATV-Johannes Kepler, que llevó a la Estación Espacial Internacional combustible y suministros y, luego de estar acoplada casi cuatro meses, ahora contendrá la basura del laboratorio orbital. Poca de ella en realidad tocará la superficie, pues la nave se desintegrará con el calor al atravesar la capa gaseosa que rodea a nuestro planeta.
Los científicos estudian las características de estos reingresos, los colores que despiden los fragmentos, para conocer a detalle qué sucede con las naves, cuáles componentes son destruidos primero y en qué momento. Para ello la Agencia Espacial Europea y la NASA han utilizado aviones equipados con espectómetros, aparatos que detectan en los colores signos de distintos materiales en estado incandescente. El propósito es que los ingenieros tengan más datos que permitan mejores diseños en las naves espaciales tripuladas, en específico los sistemas de protección contra el calor, es decir los escudos térmicos, y calcular también dónde podrían caer las piezas.
En esta ocasión Kepler lleva una caja negra que registrará información como temperatura, aceleración o ritmo de rotación. No está diseñada para soportar el impacto contra el océano, por lo que en los últimos momentos la caja realizará una llamada vía satélite para transmitir lo captado.
Con este reingreso culminará la segunda misión de un carguero europeo en el espacio, pues en 2008 lo hizo el Julio Verne. La nave, que pesaba 13 toneladas, entró a la atmósfera a 120 kilómetros de altura, a una velocidad de 7.6 kilómetros por segundo. Conforme avanzaba, empezó a ‘evaporarse’: los paneles solares fueron los primeros en deshacerse, a unos 84 kilómetros de altura; la nave continuó calentándose y haciéndose más brillante, se hizo multicolor, con trazos de azul, amarillo y naranja. las baterías de litio crearon cuatro puntos de luz rosa florescente. A los 75 km de altura el carguero se dividió en dos y luego en tres, hasta que a los 31 km los restos desaparecieron, sin conocerse cuánto material llegó a la superficie.
Así se vio desde Yucatán el paso del transbordador Endeavour al reingresar rumbo a Florida:

